Sustentabilidad

Microalgas ponen en riesgo la zona arqueológica de Toniná

Investigadores de la UAM-Iztapalapa (Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa) estudian el ciclo de vida y metabolismo de ciertas microalgas localizadas en Toniná, las cuales deterioran las rocas de edificaciones y templos sagrados de dicha zona arqueológica.

Toniná data de la época clásica maya, está ubicada a 900 metros sobre el nivel del mar, rodeada de bosque templado, con lluvias casi todo el año y menos calurosa que Palenque. Alberga una riqueza histórica y un legado prehispánico invaluable.

Mónica Meraz, miembro del Departamento de Biotecnología de esta casa de estudios, dijo que, luego de haber hecho el primer levantamiento fotográfico y tomar muestras de las microalgas, determinaron que se trataba de cianobacterias y clorofitas.

Ambos microorganismos tienen la capacidad de fijar nitrógeno en el material lítico, o roca, lo cual origina una corrosión notable en las paredes o estelas de las edificaciones.

“Estas especies, en especial las cianobacterias, fijan el nitrógeno del ambiente y forman biomasa o tapetes de microalgas que, al producir ácidos grasos, generan una coloración verde, amarilla o negra y deterioran las estructuras”, explicó la doctora Meraz.

Este tipo de microorganismo, continuó, “no necesita de otro factor más que adherirse a la superficie de la piedra para propagarse y deteriorar grabados, relieves, estelas o colores originales de las ruinas”, concluyó la especialista.

Condiciones ambientales como la humedad, lluvias constantes, poca ventilación y menor radiación solar indirecta por tratarse de espacios reducidos, así como la resistencia a la desecación son factores que también contribuyen al crecimiento y propagación de este tipo de microorganismos.

La investigadora comentó que, cuando se trata de limpiar o retirar un tapete de microalgas de algún muro, casi siempre hay un desprendimiento del color original o relieve de la pieza. En consecuencia, no sólo se pierde el grabado o imagen, sino también información importante que da cuenta de las tradiciones, la religión, el gobierno y demás aspectos de una civilización.

De acuerdo con Mónica Cristina Rodríguez Palacios, del Departamento de Hidrobiología de la UAM-Iztapalapa y miembro de la investigación, expresó que hasta el momento se han realizado dos muestreos de las zonas afectadas y un cultivo de varios microorganismos.

“Se nos pidió que hiciéramos un reconocimiento fotográfico de los espacios afectados, para, posteriormente, tomar una muestra de cianobacterias y clorofitas y cultivarlas en el laboratorio”, indicó Rodríguez Palacios.

Con las microalgas obtenidas, las especialistas hicieron un cultivo de éstas en medios minerales adecuados y se tomaron fotografías microscópicas de ellas.

De igual forma, analizaron el sustrato lítico, o roca, y el estuco utilizado como recubrimiento de edificios y en grabados y estelas en los que se fijaron los microorganismos, esto con el propósito de determinar su composición.

Actualmente se trabaja con microscopia electrónica de barrido, para observar las estructuras más finas de las cianobacterias y clorofitas, y establecer de qué forma se adhieren al sustrato lítico y al estuco. Con los resultados obtenidos se busca instaurar medios de mitigación sustentables que no alteren la zona arqueológica.

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