Comunitarias, Opinión

Nuevo Estado

Les brotó la infancia, y como niños regañados unos a los otros se echaron la culpa y, finalmente, nadie fue responsable de las inundaciones que se registraron en el Valle de México.

A pesar de las advertencias de científicos de la UNAM, diputados de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) y especialistas, que el Valle de México, iba a sufrir graves inundaciones, nadie hizo caso.

La misma ciudadanía exigió los trabajos de desazolve en el drenaje profundo que, además es inoperante e insuficiente para desalojar el agua de lluvia, las autoridades minimizaron estas llamadas de auxilio.

Recordaremos que el año pasado, en octubre, cuando se registró la primera gran inundación los técnicos indicaron que el drenaje ya había sido rebasado y era insuficiente y la Ciudad de México corría el riego de inundarse como Nueva Orleáns.

Las respuestas que dieron fue que sus enemigos trataban de politizar el tema y que el Emisor Central, principal conducto de salida del drenaje, trabaja al 100 por ciento.

Científicos y diputados de la ALDF aseguraron que desde hace varios años, en época de lluvias, la urbe se inunda porque es insuficiente el Emisor Central y por el número de habitantes que radican allí y urgieron la necesidad de construir otro canal de desague.

Marcelo Ebrard se aferró al señalar que durante la revisión al drenaje profundo no se detectaron fallas estructurales y los problemas de filtración y exposición de acero en algunos puntos, son atendidos.

Negó que el drenaje profundo corriera el riesgo de colapsarse, auque especialistas de la UNAM aseguran que es insuficiente, al verificar el estado en que se encuentra.

A Ebrard se le presentaron estudios realizados por científicos de la Máxima Casa de Estudios que señalan que desde hace varios años, en época de lluvias, la urbe se inunda porque el Emisor Central ya no es suficiente.

Hablaron sobre el nuevo gran canal de desague, obra que cruzaría una parte de la Sierra de Guadalupe, empezando en el Río de los Remedios y concluiría en el Estado de México.

Las ventajas de esta obra son que el actual drenaje podría cerrarse para su total y adecuada reparación, en tanto que el nuevo operaría de manera alterna.

Los científicos de la UNAM y diputados de la ALDF compararon la población existente en 1975 con la actual y dijeron que es el doble, lo que implica que la cantidad de agua que se vierte al drenaje es mucho mayor.

Para mitigar las inundaciones anuales es necesario construir un segundo emisor, similar al actual, capaz de incrementar la capacidad de desalojo.

El sistema de drenaje profundo actual consta de tres interceptores, de cinco metros de diámetro y una longitud aproximada de 100 kilómetros y el Emisor Central es de 6.5 metros de diámetro y una longitud de 50 kilómetros.

Pero, para Marcelo Ebrard es más importante construir un tranvía, con 17 mil millones de pesos que evitar que la Ciudad de México sufra una de las peores catástrofes, al quedar inundada.

Al “Carnal Marcelo” no le interesa la gente que sufrirá, al igual que en esta segunda ocasión, las consecuencias de las inclemencias del tiempo, pues con regalarles dinero y prometerles hasta las “Perlas de la Virgen”, es más que suficiente.

Acerca de Edmundo Olivares Alcalá

El autor no ha proporcionado ninguna información.

Comentarios Cerrados

Los comentarios están cerrados. No podrás dejar un comentario en esta entrada.