Opinión

ATISBOS

Abrazos para los criminales, balazos para el pueblo

Rafael Cienfuegos Calderón

 

Que el Estado haya dejado de lado su obligación de aplicar la ley y perseguir a quién o quiénes perturben el orden público y atentan contra la integridad física de los ciudadanos ha dado como resultado que los abrazos los reciban delincuentes y miembros del crimen organizado que siembran violencia en el territorio nacional, y que los balazos los reciban la población indefensa y  miembros de las fuerzas armadas. En los hechos el gobierno transformador protege a los transgresores de la ley en pro de los derechos humanos, porque también son ciudadanos, y al “pueblo” (ese que tanto dice le importa) lo desprotege en detrimento de sus derechos humanos que son quebrantados por los criminales. En este sexenio se cuida a los miembros del crimen organizado bajo un manto de impunidad derivado de la fallida estrategia de seguridad para pacificar al país, en tanto que 130 mil ciudadanos han recibido balas en lo que va del gobierno del cambio y guardias nacionales y soldados son perseguidos, secuestrados, doblegados, humillados y asesinados. Cada vez más los delincuentes desafían al gobiernos al exhibir su poderío bélico en frecuentes balaceras en las que la población queda atrapada en medio de la violencia sin que los guardias nacionales reaccionen por la orden expresa de no enfrentarse.  Escribió Marcela Gómez Zalce (El Universal 27-05-2022)  que López Obrador no es culpable de la violencia, pero sí es responsable de la incontrolable escalada de la misma. Es responsable del impulso de su narrativa del abrazo, de permitir que se empoderen los criminales, de pasar por alto las vejaciones a los militares y de querer cubrir el caos de la impunidad. El auge de violencia desatada en estos últimos tres años (muestran que) en México no se necesitan guerras para competir en violencia; el 24 de mayo ha sido el segundo día más violento en la cacareada transformación, 118 homicidios dolosos en 25 estados. En el informe mensual de seguridad (23 de mayo) el Presidente dijo que el delito de homicidio doloso bajó 17.1 % el mes pasado y se posicionó como el abril más bajo desde hace cinco años. Lo atribuyó a que hay una estrategia distinta… A que ya no es enfrentar la violencia con la violencia… Sí se puede, sin quitarle la vida a nadie… La estrategia de seguridad también ha contribuido a que menos personal militar sea agredido o fallezca a causa de ataques y a reducir el índice de letalidad de los presuntos delincuentes. Esto se debe al respeto a los derechos humanos fundamentado en los principios de la Ley Nacional sobre el Uso de la Fuerza, y a los  programas del Bienestar, primeramente los dirigidos a jóvenes, que abonan a la construcción de la paz y a evitar que grupos de la delincuencia los reclute, argumentó. Empero sus dichos y la cantaleta de abrazos, no balazos chocan con la realidad de los diarios asesinatos de los que los medios de comunicación dan cuenta. El viernes 27 en Sinaloa el convoy de prensa nacional que cubrió la gira del Presidente por el «Triángulo Dorado», cuna del Cártel de Sinaloa, fue retenido por hombres armados con cuernos de chivo que indagaron quiénes viajaban en las camionestas y a dónde se dirigían. No hubo ningún problema, comentó el Presidente. “Entonces, ¿los grupos delictivos no tienen control del territorio, del país?”, le preguntaron. “No, no, eso lo piensan los conservadores”. “Yo no soy Felipe Calderón, para que quede claro”.

Acerca de Juan Carlos Machorro

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