Opinión

De la familia

Acaso habrá quien considere que más apropiado sería decir familias, existen distintos modelos. Sin embargo, para los propósitos de esta reflexión (recurso operacional, concepto sociológico) aludiría a la familia tradicional: nuclear; padre, madre e hijos. O a la compuesta; padres, hijos, abuelos, tíos, primos. Más agregados, según tradiciones. Padrinos, en algunas regiones el compadrazgo es institución relevante. Lo consigna el corrido de Simón Blanco: “decían en su novenario que se empezaba un misterio, porque matar a un compadre era ofender al eterno”.

Hay comportamientos buenos, malos, regulares, peores, algunos excelentes. ¿Se trata de conductas innatas o adquiridas? El respeto a los demás, en su persona, en sus bienes, en sus intereses ¿se tiene de nacimiento o se aprende en el curso de la vida? ¿Valores se pierden en el camino? ¿En qué momento? ¿A causa de qué? Las respuestas son importantes para prever, predecir, prevenir, enfrentar, comportamientos antisociales.

Ensayan respuestas filósofos, profesionales de la conducta individual y social, teólogos de cualquier credo, especialistas en distintas ramas de la medicina. En mi condición de observador, desde una perspectiva periodística (suma de experiencias), sostengo que el ser humano es contenido modelado en un continente primero y primario: la familia, su familia, sus padres. Desde ser en gestación y antes. Con una carga genética que puede ser determinante. En ocasión de un foro sobre pena de muerte en Veracruz, puerto, el entonces director del Instituto de Medicina Forense de la Universidad Veracruzana, Luis Aguirre Gutiérrez, afirmó que conductas criminales tienen un origen genético.

Más, mediante una perspectiva genética –que no deja de lado la historia, la literatura e incluso la filosofía–, Marcelino Cereijido, fisiólogo celular y molecular, investigador emérito, nivel III, del Sistema Nacional de Investigadores, del Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados (CINVESTAV) considera que el afán por causar daño al prójimo es más que un comportamiento cultural, psicológico. Responde a pautas y patrones que permiten un estudio de la maldad desde un punto de vista biológico (www.intramed.net/contenidover.asp).

Tarea de filósofos. ¿Por qué? Porque son los primeros en caminar en busca del conocimiento del ser. Particularmente los de las escuelas griegas. Son ramas de la filosofía: gnoseología, teoría del conocimiento; ontología, trata del ser en general; ética, referida a la moral. Desde aquella se construye el andamiaje científico del que disponemos.

Bajo estas consideraciones importante es seguir cuanto se trate en el Encuentro Mundial de las Familias. Tendrá lugar en septiembre de este año, en Estados Unidos, en Filadelfia. Antecedente, los trabajos del Sínodo de la Familia, celebrado en el Vaticano en octubre pasado. Su Santidad Francisco movió conciencias obispales a la discusión de temas tabú hasta un pasado reciente, vinculados a conductas relacionadas con fenómenos que conducen a cohesión o fracturas sociales. Como nación nos hacen fuertes o vulnerables ante agresiones.

Del Sínodo referido conviene tener presentes palabras del Sumo Pontífice: “no podemos calificar una familia con conceptos ideológicos, no podemos hablar de familia conservadora y familia progresista. ¡La familia es familia!”. Y la familia, vuelvo a mi opinión, es el continente donde se forman los contenidos: nuestros hijos. Por tanto, la unidad básica del cuerpo social debiera ser objeto del mayor y mejor trato por parte de las instituciones del Estado. Del Estado, no sólo del gobierno en sus tres poderes y sus tres órdenes.

Acerca de Hector Villar Barranca

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