Rafael Acosta “Juanito”
Los protagonistas de izquierda -o lo que queda de esta corriente- incrementan sus odios y llegarán hechos trizas a las elecciones del 2012. De nada sirvió que el líder del PRD, Jesús Ortega, hubiese otorgado la coordinación de su fracción de diputados a Alejandro Encinas, su rival acérrimo.
López Obrador se convirtió en factor de choque desde cuando se fue a encaramar en el Partido del Trabajo y Convergencia. Le dieron la espalda quienes se mantienen leales al PRD.
Jamás imaginó el propio Peje que su pelele Rafael Acosta “Juanito” se negara a declinar como jefe delegacional de Iztapalapa en favor de Clara Brugada, como se comprometió.
López Obrador, quien no reconoce que se desvanece su calidad de “presidente legítimo” y mucha gente le vuelve la espalda, hizo jurar a “Juanito” que de ganar la elección pasada de Iztapalapa entregaría el mando a Brugada.
Sin embargo, el “peleje”, como también le llaman, se cree el muchacho de la película y, tras probar las mieles del poder, afirma que gobernará en Iztapalapa y ya busca al “Peje” para decírselo. Cría cuervos…
La dirigencia perredista jura que no le da cuerda a “Juanito” ni lo lanza contra López Obrador. Pero el “show” ideado por el “legítimo” es festejado en todas partes y los más claman porque se imponga el individuo de la diadema.
Por supuesto, el sainete propio de una nación bananera enfrenta a tantas tribus de izquierda y como López Obrador querrá otra candidatura presidencial, habrá de conformarse con el PT y Convergencia, morralla de la política.
El jefe de Gobierno. Marcelo Ebrard, se muere también por ser presidente, pero carece de partido y de postularlo el PRD se expone a causar lástimas.
De por sí, Ebrard tiene de izquierdista lo que Vicente Fox de honesto. En su desesperación, el jefe de Gobierno del DF se fue a escuchar el “informe” de Felipe Calderón, a quien aplaudió.
Ebrard fue criticado por Manuel Oropeza, secretario general del PRD, porque esa ceremonia, la del “informe”, está pasada de moda y ya no existe.
Así va a andar Ebrard, con la idea de cachar miserias de la política, hasta del panismo.
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