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Esos pequeños seres

Sembrador (Detalle) Óleo sobre tela 50.0 x 80.0 centímetros.

Los chaneque (nombre que en náhuatl significa “los que habitan en lugares peligrosos”, según Rémi Simeón, de chantli *=casa, habitación, residencia, país) habitan las selvas, los bosques, los espacios abigarrados con vegetación, y son los guardianes ancestrales de los manantiales, de las frondas y de los animales: son retozones y les deleita aterrar a la gente.

En el sureste de México afirman que su apariencia es la de un niño. Es una creatura dedicada a la jocosa fechoría de sustraer las propiedades de la gente, las mudan del lugar en donde uno las dejara y distraen a los viajeros para equivocarles en el camino a seguir; les divierte zarandear las hamacas y asustar a los animales de corral. Son los entes que nos inquietan con la sensación de ser observados desde cualquier rendija o rincón donde son habitantes naturales desde el pasado remoto.

Si uno llega a topar con algún chane maligno (negro), es muy posible que nos extravíe del sendero adecuado para desaparecernos, con ello, hurtan nuestro tonalli y ante tal pérdida y sin el ritual de recuperación de la esencia, el alma encerrada en una olla tapada será devorada durante alguno de sus festines. Los de esta calidad arrojan piedras, rompen las casas, buscan todo mal para los humanos y son los culpables del padecimiento ocasionado por el “mal aire” que dejan a su paso.

(Ante las molestias de estos últimos y para evitar que encanten a los niños con el fin de convertirlos en sus sirvientes, las madres colocan un amuleto consistente en una pequeña semilla color café atada con un listón rojo (el “ojo de venado”), cruces de palma y/o las ropas al revés; para los adultos es recomendable portar collares con nueces o piedras engarzadas para ahuyentarles con el ruido.)

Por los general, los chaneque benévolos (blancos) viven en las cuevas, en las hondonadas, en lo profundo de los bosques, en los ríos, en las charcas, arroyos y zanjas, entre las ruinas, en los montes, en los cerros y manantiales, en los lagos y lagunas, en los pozos, las canteras y ojos de agua, donde prodigan sus cuidados para mantener el orden de la Naturaleza a más de ser los protectores de toda la manifestación de la vida animal y vegetal en sus espacios; son imagen múltiple y adecuada a cada grupo comunitario, hechura distante a la de esos bobalicones videos difundidos contrarios a la fascinante realidad de la vida remota y ancestral en los espacios naturales de nuestro territorio.

Hoy, con la extendida y gruesa cobertura de cemento, con la “moderna solución” de entubar los rescoldos de ríos, con el empobrecido espacio para los árboles y fauna, las comunidades de chaneques perdieron hábitat, historia e importancia; son chismes de tontos y consejas bobaliconas resecadas en las laderas de las autopistas que nos llevan raudamente a todos lados sin constatar la valía de todo lugar. r

*Vocablo que determina un espacio y por extensión a quien lo habita. Ejemplo: atlan chaneque, habitantes en las aguas. En singular chane; en plural chaneque.

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