Vida Sana

Factible la transformación sostenible del sistema alimentario mundial

El impulso a nuevas políticas alimentarias internacionales puede conducir a una transformación sostenible del sistema alimentario mundial y lograr una relación justa entre productores y consumidores, señaló Salvador Vega y León, rector general de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Vega y León abordó el tema de la estructura oligopólica de la producción, procesamiento y distribución global de alimentos, hechos y reflexiones críticas, e indicó que el sistema alimentario mundial se caracteriza por una distribución altamente desigual que beneficia a los sectores más ricos de la economía global, mientras que disminuye la capacidad de los sectores más pobres para sostener sus necesidades nutricionales, por lo que la seguridad alimentaria «constituye hoy en día la mayor preocupación de todos los líderes del mundo».

Expuso que la seguridad alimentaria se define en función de la disponibilidad, estabilidad y acceso a los alimentos por parte de cada individuo, y que el derecho a la alimentación es uno de los principios proclamados en la Declaración Universal de Derechos Humanos.

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Comentó que la globalización implica la internacionalización del capital financiero, industrial y comercial, así como la creación de circuitos globales de producción y consumo. Dichos circuitos, sin embargo, «no son globales, porque no incluyen a todas las regiones del mundo; ellos son globales porque se desenvuelven libremente alrededor del mundo incluyendo y excluyendo regiones y grupos sociales».

Añadió que mientras la producción está organizada según redes globales, el control financiero, la investigación científica y tecnológica y asignaciones medidas en términos monetarios, el consumo está concentrado en pocas regiones, generalmente en el norte del país.

Hoy el sistema alimentario mundial se enfrenta a un doble desafío, tanto en términos de equidad social, como de sostenibilidad ambiental; 842 millones de personas sufren desnutrición crónica y dos mil millones de malnutrición. Además 3.1 millones de niños menores de cinco años mueren por malnutrición y 100 millones de niños que viven en los países en desarrollo presentan peso menor al normal. Uno de cada cuatro niños en el mundo padece retraso en el crecimiento y 66 millones en edad escolar primaria asisten a clases con hambre.

El Rector General de la UAM advirtió que para el año 2050 habrá que alimentar a nueve mil millones de personas, y mencionó que a pesar de los objetivos de desarrollo del milenio, los esfuerzos de los estados y de los organismos internacionales han sido insuficientes.

Las transnacionales monopolizan la cadena alimentaria, desde la producción, el procesamiento, la distribución y hasta la comercialización al por menor, y existe una desposesión de tierras indígenas y campesinas por empresas privadas o estatales, de apropiación de recursos naturales y territorios.

Por otro lado se ha afectado seriamente la capacidad de la ciudadanía más pobre para sostener sus necesidades nutricionales y en esto incide la especulación en el mercado financiero y la liberalización del comercio de productos alimentarios.

La agricultura industrial ha reducido significativamente la fertilidad y los rendimientos agrícolas. Debido al uso insostenible de técnicas de monocultivo a gran escala, de maquinaria pesada, fertilizantes y plaguicidas químicos se ha llevado a niveles severos de salinización, acidificación y erosión del suelo, propiciando pérdidas significativas en los rendimientos agrícolas.

En México entre 2004 y 2014 se reportaron 90,357 defunciones por deficiencias nutricionales (8,241 anuales en promedio, según datos del INEGI), en un país donde de 119 millones de habitantes, 11.4 millones vive en pobreza extrema, de acuerdo con datos de CONEVAL de 2014.

Expuso que actualmente el país tiene un papel protagónico en la producción y exportación de alimentos a nivel mundial, al ocupar el lugar número 12, entre 194 naciones, y añadió que de acuerdo con la Encuesta Nacional Agropecuaria 2014, reportó una superficie de 109.3 millones de hectáreas a nivel nacional; sin embargo, sólo cuatro de cada 10 hectáreas se destinan a la producción de alimentos.

El doctor Vega y León advirtió que si se quiere sobrevivir a la actual crisis social y ambiental, una nueva forma de pensar y «una nueva economía son urgentemente necesarias. El reino del lucro y el crecimiento económico –que caracteriza el capitalismo neoliberal– ha sido la causa principal de la presente entropía social y ambiental».

Frente a este sistema, las certificaciones (de comercio justo) de cada sector productivo, podrían inspirar la creación de una economía social, solidaria y sostenible en la que el lucro y el crecimiento económico se subordinen a aspiraciones humanas y ecológicas.

Acerca de Juan Carlos Machorro

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