Opinión

Los de derecha e izquierda, en negocios millonarios

Amalia García

Entre las naciones de mayores índices de corrupción figura México y son puestos de ejemplo político de diferentes tendencias. Panistas y perredistas se horrorizaban por el “pasado corrupto”, en referencia al PRI, y hoy se tienen evidencias que son peores.

Entre militantes del partido amarillo se tienen prototipos de corrupción. Figura en primer lugar René Bejarano, el “señor de las ligas”, que fue filmado cuando recibía fajos de dólares del argentino Carlos Ahumada.
Bejarano es todavía gente de confianza de Andrés Manuel López Obrador y ejerce rígidos controles en, por lo menos, cinco delegaciones capitalinas.

De Rosario Robles ofrece abundante información Carlos Ahumada en su libro “Derecho de Réplica”, en particular del desfalco de, al menos, 300 millones de pesos cuando estuvo al frente del PRD, amén de los “favores” hechos al mismo vivales.

Mucha gente creyó, en particular los perredistas, que Amalia García era luchadora social auténtica y con esa imagen conquistó el gobierno de Zacatecas. Pero en cuanto terminó esa gestión, el nuevo mandatario estatal, el priísta Miguel Alonso Reyes, se encontró con un desfalco de 2 mil millones de pesos, falta de pagos por 300 millones y un endeudamiento de 5 mil 200 millones. Además, doña Amalia se significó como nepotista, dado que encumbró a su hija, Claudia Corichi, a senadora de la República y ubicó a una hermana suya en el Poder Judicial zacatecano. Enorme decepción.

Desde tiempos de López Obrador al frente del Gobierno del DF se habló de numerosas delegaciones convertidas en cuevas de corrupción, entre otras la Cuauhtémoc, en manos de Dolores Padierna, esposa de René Bejarano.
Mucho se mencionó, igualmente, la de Iztacalco, bajo el mando de Armando Quintero, quien hoy hace y deshace en la Secretaría de Transporte y Vialidad del D.F.

Microbuseros y taxistas se quejan de elevadas cuotas impuestas por Quintero, para pasar revistas de vehículos, los cuales siguen en circulación, pese a que se caen en pedazos.

Las placas de automóviles de ruleteo es otro gran negocio y así se explica por qué el Distrito Federal está saturado de esos vehículos. Quintero concede sitios al por mayor en calles y avenidas de elevada circulación. Y los dueños de microbuses corren a altas velocidades por todos los carriles y levantan y bajan pasaje donde les pega la gana. Para eso pagan sus cuotas.

Los panistas, por el estilo. Ahí están los escándalos del secretario de Comunicaciones y Transportes, Juan Molinar Horcasitas, por la llamada “ganga” de fibra óptica a Televisa y a la estadounidense Nextel. Antes, como director del IMSS, otorgó permisos de guarderías a influyentes carentes de experiencia y eso provocó el incendio de la guardería ABC, con saldo de 49 niños muertos.

Otros negocios multimillonarios fueron hechos en la Comisión Federal de Electricidad por el ex director de Operación, Néstor Moreno Díaz, quien otorgó contratos de energía a consorcios de Suiza y Estados Unidos.
Y César Nava, todavía líder del PAN, adquirió en Polanco, en 7.5 millones de pesos, un super condominio que en realidad vale 20 millones.

Buenos para los negocios con recursos públicos, tanto de izquierda como de derecha.

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