Opinión

ATISBOS

El dilema de Sheinbaum

Rafael Cienfuegos Calderón

De acuerdo a la idea que tiene de la clase media su mentor político y jefe del gobierno del cambio, Claudia Sheinbaum es “aspiracionista” –quiere ser presidenta de la República-, carece de “escrúpulos morales” -violó la Constitución y la Ley Electoral para convertirse en candidata virtual-, y es “ambiciosa” –pide   ganar carro completo en las elecciones de 2024- pues proviene de ese estrato social de población.

Y de la clase media-media, no de la media-baja ni de la media-alta, que es vilipendiada por el dueño del micrófono de las conferencias mañaneras, irónicamente, necesita Sheinbaum el respaldo para obtener en la elección presidencial el 50% de la votación que legitime su posible triunfo.

El problema que ello le implica, es que granjearse a la población clasemediera, que resulta ser la más afectada por la inseguridad y violencia, la inflación y el pago de impuestos, pero que mueve la economía nacional, la llevaría inevitablemente a contradecir al líder de la transformación que en su visión de país tiene a los pobres y marginados como los auténticos representantes del “pueblo”, en tanto que los integrantes de la clase media y alta son individualistas, dan la espalda al prójimo, son ambiciosos, tienden al conservadurismo, apoyan a gobiernos corruptos, y son partidarios de que el que no tranza no avanza.

¿Qué tendría que decirle a la población de clase media la virtual candidata de Morena y aliados  para borrar los agravios proferidos por su creador, ganarse su confianza y a la postre su respaldo electoral sin provocar malestar en el inquilino de Palacio Nacional o hasta para no confrontarse con él?

¿Que ella no es igual? ¿Qué el presidente –que la hizo candidata- no quiso decir lo que dijo? ¿Qué ella los respeta porque es igual que ellos al provenir de ese estrato social? ¿Qué reconoce que son personas honestas y que su nivel socioeconómico es producto del trabajo y el esfuerzo?

La verdad es que Sheinbaum no la tiene fácil.

De la forma como se conduzca hacia la población de clase madia –alrededor de 44 millones, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi)- dependerá el apoyo que tiene de quien siempre la ha impulsado políticamente y, a la vez, la aceptación o rechazo de ese ejercito de votantes que en 2021 jugo un papel decisivo en el triunfo de la oposición en 9 alcaldías de la Ciudad de México que gobernaba Morena siendo ella jefa de Gobierno.

Lo que generó este cambio fue que la clase media capitalina salió a votar. De hecho, al hacer un análisis distrito por distrito una de las constantes más importantes es que donde hay mayor participación de la ciudadanía, el partido oficial tiende a perder la elección. Por este motivo, la participación de la clase media será el factor clave para la elección de la próxima presidenta, opina Jesús De los Ríos Granja (El Financiero, 12-10-2023).volume00

Y abunda: La clase media es la más golpeada literalmente por el presidente al llamarla aspiracionista y fifí. Esto juega en contra del régimen actual que busca la manera de dividir este voto con una eventual candidatura de Movimiento Ciudadano para desincentivar la participación haciendo sentir que ya ganaron, que de nada sirve salir a votar. Esta es su verdadera estrategia y la hemos visto burdamente reflejada en distintas “encuestas” que proclaman esa avasalladora victoria con la que tanto sueñan.

Hay que señalar que el hoy presidente recibió en la elección de 2018 más de 15 millones de votos de la clase media, pero… ¿Sheinbaum los podrá persuadir?

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