Opinión

ATISBOS

Tibia postura de México en política exterior

Rafael Cienfuegos Calderón

Bajo el manto protector de la Constitución –a la que recurre, respeta y acata sólo cuando le conviene y cuando no la infringe e ignora- específicamente del artículo 89 que señala que el jefe del Poder Ejecutivo es el responsable de “dirigir” la política exterior del país, el presidente del cambio adoptó una postura neutral –tibia y no comprometedora- ante el ataque bélico del grupo terrorista Hamás de Palestina contra población civil de Israel que está siendo asesinada.

Eso mismo es lo que hizo a principios de 2022 cuando Ucrania fue invadida y sometida a cruentos ataques que pusieron al descubierto la ambición expansionista, el poderío militar y la belicosidad de Rusia.

En ese entonces no hubo condena enérgica del gobierno de México a la agresión, como tampoco la hay hoy.

El 24 de febrero de 2022 el padre de la transformación que afirma que la mejor política exterior es una buena política interior, expuso: En términos de política exterior nos vamos a seguir conduciendo a favor del diálogo, promoviendo que no se utilice la fuerza, que no haya ninguna guerra. México es un país que siempre se ha pronunciado por la paz y la solución pacífica de las controversias.

A unos días del ataque terrorista a Israel (10-10-2023) mencionó en la mañanera: “Nosotros estamos a favor de la paz, no consideramos que deba utilizarse la violencia; es muy claro el mandato de nuestra Constitución en cuanto a política exterior: no intervención, autodeterminación de los pueblos y solución pacífica de las controversias. Esa es nuestra postura, no queremos la guerra, no queremos la violencia”.

Cuando ocurrió la invasión de Rusia a Ucrania hubo tibieza y ahora ante el ataque de Palestina a Israel hay nuevamente tibieza. No hay definición del jefe del gobierno que prefiere estar bien con Dios y con el Diablo. No hay condena a hechos que la comunidad internacional reprueba.

El problema del inquilino de Palacio Nacional es la doble moral con que actúa.

A Evo Morales, expresidente de Bolivia, lo protegió tras haber perdido el referéndum para reelegirse por cuarta ocasión al ofrecerle asilo político y lo trajo a México en vuelo especial de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM), y a Pedro Castillo que como presidente de Perú quiso dar un golpe de Estado vía la disolución del Congreso que lo había destituido, le expresa su total respaldo y desconoce a sus sucesora llamándola espuria, razón por la que  están rotas las relaciones diplomáticas.

¿Dónde quedó el mandato constitucional de “no intervención, autodeterminación de los pueblos y solución pacífica de las controversias”?

Ese principio rector de la política exterior mexicana lo maneja a su antojo el Presidente porque tiene el poder para hacerlo y abusa del mismo.

En la mañanera del día 10 el maestro de ceremonia de la mañanera dijo no estar de acuerdo con el reclamo que la embajadora de Israel, Einat Kranz Neiger hizo al gobierno de México por no haber tomado una postura “enérgica” ante los crímenes cometidos contra civiles de su país, a ello adujo que es porque por mandato constitucional, México es un país pacifista, que aboga por los derechos humanos.

La embajadora, dijo, tiene todo el derecho a decirlo porque somos libres, (pero) nosotros respetamos al gobierno de Israel (y) no queremos la guerra. Somos pacifistas, no queremos que se pierda la vida de ningún ser humano ya sea de Israel o de Palestina.

Acerca de Juan Carlos Machorro

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