Opinión

ATISBOS

La urgente necesidad de pacificar al país

Rafael Cienfuegos Calderón

Si acontece lo que anunció el secretario de Gobernación, Adán Augusto López hace unos días, en el marco del Cuarto Informe de Gobierno el presidente del cambio enviará  a la Cámara de Diputados una iniciativa preferente para cambiar leyes secundarias que permitan adscribir la Guardia Nacional (GN) a la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), a cambio de la iniciativa de reforma a la Constitución que había contemplado. ¿Por qué? Porque Morena y partidos aliados no hacen mayoría legislativa para aprobar una reforma constitucional pero sí para modificar leyes secundarias, y porque al Presidente le urge pacificar al país en los dos años que restan del sexenio, lo que pretende conseguir a través de un cuerpo integrado en su mayoría por soldados y con mando militar que realice las tareas policiales de seguridad pública. El 21 de noviembre de 2018, como presidente electo aceptó que sin seguridad no será posible la Cuarta Transformación en una entrevista con Ciro Gómez Leyva (Imagen Noticias), en la que anunció que el proyecto para crear la Guardia Nacional “es vital” para garantizar la paz y tranquilidad de los mexicanos. Y sobre este cuerpo de seguridad declaró a La Jornada el 1 de julio de 2019: «Si por mí fuera, yo desaparecería al Ejército y lo convertiría en Guardia Nacional, declararía que México es un país pacifista que no necesita Ejército y que la defensa de la nación, en el caso de que fuese necesaria, la haríamos todos». Esto explica en cierta forma el interés y la urgencia de que la GN esté bajo el control administrativo y operativo del Ejército. Al respecto, en la encuesta que la firma Buendía y Márquez levantó para El Universal entre el 18 y 23 de agosto y publicada el 30 de agosto, 51% de los ciudadanos que participaron dijo estar “muy a favor” de una mayor participación de los militares en la lucha contra el crimen organizado; 29% se manifestó “algo a favor”; “muy en contra” se expresó 10%; y “algo en contra” 7%, lo que en torno al debate público de si debe aumentar la participación de las Fuerzas Armadas en el combate al crimen organizado y la seguridad pública apoya el propósito del presidente transformador. Sobre los riesgos de esta apuesta, Ricardo Pascoe Pierce expuso (Excélsior 22-08-2022) que las doctrinas militares, del país que sea, coinciden en la tesis de que ante una agresión, su deber es responder con la fuerza letal necesaria para eliminar el peligro presente. El “peligro presente” se elimina con la fuerza letal necesaria. En cambio, las fuerzas policiales, también de cualquier país, tienen, como misión juramentada, utilizar todos los medios posibles para conocer y resolver una situación de conflicto y solamente, en circunstancia extrema, utilizar la fuerza letal. Militares y policías están entrenados en marcos teóricos y filosóficos distintos. Los militares disparan primero y después preguntan, mientras los policías preguntan y averiguan primero y después, si es necesario, disparan. Y Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, aseveró  que la iniciativa preferente para que la Guardia Nacional pase a la Secretaría de la Defensa Nacional no podrá ser aplicable, porque “ningún ordenamiento jurídico, decreto o acuerdo puede estar por encima de la Constitución”. Lo que se requiere es una reforma constitucional.

Acerca de Juan Carlos Machorro

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