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Moléculas: la ciencia del amor y el trago perfecto en La Buena Barra

Si el amor nace de la química, no hay mejor forma de celebrarlo que con un buen coctel que también ponga en práctica esta materia.

La ciencia ha establecido que cuando conocemos a alguien que nos atrae físicamente, a nuestro sistema le toma menos de un segundo generar las sustancias que nos hacen sentir que nos hemos enamorado a primera vista.

En nuestro cerebro se generan dopamina, adrenalina y oxitocina, entre otras sustancias, todas ellas son neurotransmisores que también se conocen como moléculas orgánicas. El sudor en las manos, la taquicardia y las famosas mariposas en el estómago, son fruto de ese proceso químico que ocurre en nuestro cuerpo.

Con el tiempo, el amor se convierte en algo más que química en el cerebro, pero lo cierto es que sin ese primer impulso no podrían existir las relaciones duraderas, como las que se celebran en este mes de febrero.

Si algo comparten el amor y la coctelería molecular, es la ciencia que se esconde detrás de ellos. Este tipo de tragos se caracteriza por utilizar técnicas científicas que dan como resultado nuevas texturas y sabores. Además, el uso de espumas y vapores los vuelve mucho más espectaculares, tanto para la vista como al paladar.

Son pocos los lugares que ofrecen coctelería molecular, uno de ellos La Buena Barra, que tiene extraordinarias preparaciones que son perfectas para brindar durante todo el mes con las personas que más quieres.

Son pocos los lugares que ofrecen coctelería molecular, uno de ellos La Buena Barra, que tiene extraordinarias preparaciones que son perfectas para brindar durante todo el mes con las personas que más quieres.

Fugu. Esta bebida se prepara con ron especiado con cítricos y un toque de maracuyá. Su presentación es de lo más innovador, pues en la mesa te encontrarás con un recipiente en forma de pez globo.

Tipsy Parrot. La ternura y libertad se sirven en un vaso de cristal que imita la forma de una pequeña ave. Este coctel se prepara a base de tequila cristalino con licor de hierbas, piña y maracuyá.

Olaf. Es un mezcal joven espadín acompañado de piña tatemada, cítricos y tocineta frita. Esta innovadora combinación se sirve en un peculiar vaso en forma de cuerno.

Mind Blower. Con ginebra, betabel, piña, cítricos y un toque de licor de saúco, todo ello presentado en un tarro en forma de cráneo en el cual el humo, es el protagonista.

Octopus Hug. Una bebida preparada a base de gin, cítricos y arándano, la cual llega a tu mesa en un vaso cuyos tentáculos hacen honor al nombre del coctel. Frente a ti el mesero pone una burbuja de humo sobre el recipiente, la cual debes reventar con una paleta de caramelo.

Cada uno de estos cocteles ofrece a los comensales de La Buena Barra la oportunidad de celebrar con una experiencia inigualable el amor y la amistad. En este sitio se recibe a los visitantes con una atmósfera amigable y cálida, en un ambiente elegante, cómodo y exclusivo.

 

Acerca de Juan Carlos Machorro

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