Vida Sana

12% de los adultos en el mundo padecen de “Piedras en la Vesícula”

El doctor, Abraham Pulido Cejudo, especialista afiliado a la red de proveedores médicos de PALIGMED de Pan-American México, dijo que la enfermedad de la vesícula biliar por “piedras”, cuyo nombre médico es litos, es una de las patologías más frecuentes del aparato digestivo adulto, con una prevalencia del 12% de la población mundial.

Cabe mencionar que el retiro de la vesícula biliar o colecistectomía, es la cirugía más común realizada por cirujanos generales. El 75% de las personas que padecen la patología, no demuestra síntomas. Esta es descubierta en estudios de imagen o bien cuando debuta en un cuadro de dolor abdominal agudo. Al momento de su descubrimiento, es posible que los litos tengan tiempo en la vesícula del paciente, esto se determina de acuerdo al tamaño de los mismos.

Mencionó que entre los disparadores de la enfermedad se debe a múltiples causas que se agrupan como factores de riesgo para desarrollar la enfermedad, entre los más importantes destacan:

La raza: Es más frecuente en individuos de raza caucásica, hispanos e indios nativos americanos, mientras que es menos frecuente en afroamericanos, europeos y japoneses.

La edad: Es poco frecuente antes de los 20 años y se incrementa con la edad, con un pico máximo en la 5° década de la vida

El género: La prevalencia de colelitiasis (litos en la vesícula biliar) es mayor en mujeres en todos los grupos de edad, la proporción global es de 7 mujeres por un hombre. Las hormonas y los embarazos están ligados a cambios en la bilis que favorecen la formación de los litos.

La obesidad: Debido al aumento en la síntesis de colesterol y secreción a la vía biliar, el riesgo es particularmente alto en mujeres y más en pacientes con obesidad mórbida.

La diabetes, la genética, el uso de medicamentos: para disminuir el colesterol de la sangre sin seguir una dieta adecuada, la cirrosis hepática, el alcoholismo y la ingesta de dietas ricas en grasas de origen animal, se cuentan entre los factores más asociados a la posibilidad de desarrollar la enfermedad.

Cabe mencionar que el origen de la vesícula biliar es un “globo” que recibe, almacena y concentra la bilis producida por el hígado y que al ingerir alimentos con grasa, recibe un estímulo para contraerse y enviar la bilis concentrada en dirección al intestino con el objetivo de digerir grasas y transportarlas a la sangre.

Imagine un lito que obstruye el conducto de salida de la vesícula, ésta tratará de responder al estímulo de contracción con resistencia a la salida gracias al lito. Esto aumenta la presión dentro de la vesícula y al no poder vaciarse el músculo de la pared vesicular, ésta se fatiga y deja de contraerse para volver a hacerlo en cuantas ocasiones pueda.

Por éste fenómeno el dolor típico de la vesícula es cólico. Si el lito se mueve y permite que la vesícula se vacíe o bien hay una fatiga absoluta del músculo de la pared, el dolor desaparecerá y sólo habrá sido un cólico vesicular. Pero, cuando el cuadro incrementa en intensidad y se acompaña de vómito, fiebre o distensión del abdomen, es cuando se le llama colecistitis, término que denota una inflamación, no sólo de la vesícula sino también en los órganos cercanos a la misma.

La presencia de coloración amarillenta en la piel, orina oscura, mucosas y esclerótica de los ojos, se llama ictericia. Ésta ocurre cuando un lito logra pasar de la vesícula hacia el conducto que comunica al intestino, obstruyendo el paso de la bilis, generando que los pigmentos contenidos en la bilis (bilirrubina) pasen al torrente circulatorio, produciendo el color característico. En este caso el cuadro de dolor, las potenciales complicaciones y el tratamiento cambian por completo.

Una vez diagnosticada la enfermedad y corroborada por medio de estudios como el ultrasonido, el único tratamiento hasta ahora comprobado científicamente es la cirugía, siendo el estándar de oro para realizar el abordaje por vía laparoscópica. Los riesgos inherentes a la cirugía son muy bajos y la posibilidad de éxito es superior al 99% en los casos no complicados. Otros tratamientos empleados no resuelven la enfermedad y mucho menos sus complicaciones. Por este motivo no debe de retardarse la atención médica oportuna.

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