Vida Sana

La importancia de la nutrición emocional, plasmada en libro

La hora de la comida solía ser un ritual. Manteles, servilletas, cubiertos y vasos se colocaban para el momento en la que la familia se reunía a platicar sobre sus días mientras se disfrutaba con más tiempo de los sabores y sensaciones que se producen con la ingesta de alimentos, incluso se agradecía por ellos.

Actualmente, con la rapidez que predomina en el día a día, la alimentación ha perdido ese carácter ritual e incluso se ha convertido en una forma de procesar la carga emocional que llegamos a reprimir o a guardar, afectando así la manera en la que la energía de los alimentos se distribuye hacia nuestro interior.

Para ubicar la importancia de la alimentación, no sólo por si son libres de gluten o por su cantidad de carbohidratos, azúcar y calorías, Adriana Esteva, escritora y conferencista propone establecer una reconciliación con nuestra manera de comer a través de En la comida como en la vida, un libro cálido, sencillo, profundo y propositivo de editorial Diana que nos llevará a profundizar de distintas formas sobre la manera en la que comemos.

Admiradora del desarrollo humano y de las experiencias de las personas, en entrevista con este reportero, afirma: “Más allá de proponer una alimentación sana, mi intención es la de tomar conciencia de que somos una posibilidad infinita y este libro es un granito de arena para que esto comience a suceder”

Con la descripción de temas psicológicos que tocan fibras muy profundas como la adicción a mamá, los miedos, el bienestar del ego y del alma, la autora propone distintos ejercicios que establecen un vínculo de complicidad con sus lectores. “No sólo es un libro informativo sino de experiencias a través de muchos ejemplos de personas que he tenido la oportunidad de brindarles ayuda con su manera de comer y de vivir”.

Uno de las experiencias con la comida más habituales dentro de nuestro modo de vida es el “atracón”. Ese momento en donde nos acercamos hacia los alimentos desde un impulso emocional que se confunde con la necesidad fisiológica de hacerlo. Ahondó en que “cuando llegamos a comer mucha comida, literalmente, nos drogamos, nos nebulamos. Es como si nos quisiéramos escapar de algo que estamos sintiendo y algo en nuestro inconsciente nos dice – no estás preparado para estar sintiendo eso, escápate a través de un atracón – Detrás de ello, está nuestro niño herido que pide atención”.

De acuerdo con la autora, esta publicación busca que sus lectores se adentren en el camino del autodescubrimiento a través de la relación que se tiene con la comida. Así como dar herramientas para tener una relación más sana consigo mismo.

A lo largo de sus páginas, Adriana Esteva da cuenta de ejemplos claros, basados en su experiencia y en alumnos de sus talleres, de los probemas o situaciones que pueden desencadenar un desorden alimenticio y sus consecuencias.

EN LA COMIDA COMO EN LA VIDA

Además que el lector podrá hacer algunos ejercicios sencillos para conocer y detectar el origen de algún problema alimenticio que estime presenta. También da algunos consejos prácticos para ser más positivo, poder enfrentar sus miedos y conflicos, y demostrarnos que es posible ser compasivos y objetivos con nosotros mismos para entender que la comida no puede sustituir nuestra experiencia de vida.

En este libro, la autora sugiere la ruptura de estigmas y prejuicios sobre la delgadez en la mujer como signo de realización y status, plantea un camino difícil de seguir basado en la nutrición emocional que abre la posibilidad de un cambio integral desde el interior de la conciencia. “Conforme vamos aprendiendo a hacernos cargo de nuestras emociones y de nuestras necesidades; a saber poner límites asertivos y a dejar salir a nuestra parte creativa”.

A través de una propuesta de vivir en el aquí y en el ahora, con los sentidos dispuestos propone considerar la cantidad de estímulos que nos someten “estamos tan acostumbrados a vivir en esta vorágine, que rara vez nos sentamos a comer. Cuando lo hacemos, estamos haciendo otras cosas desde ver televisión a consultar el teléfono”. Por ello propone tener 20 minutos libres en cada comida. También es importante agradecer y bendecir los alimentos, todo es energía y como tal se carga“, concluyó.

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