Sustentabilidad

Tapir; arquitecto del bosque y esencial en la mitigación climática

En América no se tienen elefantes, pero sí tapires, que con sus 300 kilogramos de peso, las dantas o tapires son los mamíferos más grandes que habitan desde el centro de México hasta el norte de Colombia y Ecuador.

En México, el tapir habita en los bosques tropicales húmedos y el bosque mesófilo de montaña, principalmente en los estados de: Chiapas, Oaxaca y Quintana Roo, en las Áreas Naturales Protegidas Calakmul, Montes Azules, Sian Ka’an, La Sepultura, La Concordia, El Triunfo y Selva El Ocote. Lamentablemente, este mamífero ya desapareció de Guerrero, Veracruz, Tabasco y Yucatán.

La danta centroamericana es capaz de comer diariamente hasta 30 kilogramos de follaje, cortezas y semillas. De hecho, son bastantes toscas a la hora de alimentarse y capaces de tragar semillas enteras de hasta seis centímetros.

En tiempos de cambio climático, esa particularidad de los tapires adquiere relevancia en cuanto al mantenimiento de los bosques tropicales. Por las funciones que cumplen en el ecosistema, las dantas son consideradas arquitectas paisajistas e, incluso, ingenieras.

Según Esteban Brenes, biólogo e investigador de la organización Nai Conservation, las semillas de mayor tamaño tienden a asociarse con árboles de madera más densa y, precisamente, esas especies tienen un mayor potencial de secuestro y fijación de carbono en su biomasa.

En otras palabras, los bosques requieren de poblaciones estables de herbívoros de gran tamaño como las dantas y, sin embargo, su aporte a los esfuerzos de mitigación y adaptación al cambio climático de los países pasa desapercibido en las políticas de conservación.

El especialista lamentó que «aún no dimensionamos el rol que juega la biodiversidad en la fijación de carbono y en la adaptación de los ecosistemas al cambio climático a través de los servicios ambientales que nos brinda y, recalcó que los países del Neotrópico no pueden cumplir con el Acuerdo de París sin ayuda de las dantas».

Mencionó que la dieta del tapir centroamericano contempla un menú de 200 especies de plantas. Y que por sus características digestivas, las dantas tienen la capacidad de comer plantas que otros ungulados (superorden de mamíferos donde está la cabra montesa) no pueden.

Añadió que su digestión es muy rápida, ya que mantienen la comida en su sistema digestivo menos de 40 horas, mientras que los ungulados la mantienen por hasta 80 horas. Eso hace que las toxinas de algunas plantas no se absorban, mientras que los ungulados sí pueden intoxicarse. Eso les da la ventaja de tener una dieta más variada.

Una característica que se convierte en un aporte al bosque es que «sus heces están cargadas de nutrientes. A diferencia de los rumiantes (como las vacas), su digestión es vaga; es decir, no pasa por tantas etapas. Por eso sus heces están cargadas de fibra y nutrientes todavía muy vivos.

Además, en sus recorridos, los tapires van abriendo senderos y haciendo claros en el bosque, que favorecen que las especies vegetales -acarreadas en sus heces- colonicen nuevas áreas y, de esta forma, el bosque se mantiene en equilibrio.

Lamentablemente, en todo el mundo apenas existen 4,500 tapires centroamericanos, según datos del Grupo de Especialistas de Tapires de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Sus poblaciones van en rápido declive y, según el mismo grupo de expertos, en los últimos 40 años se ha dado una reducción poblacional del 50%, lo cual coincide con la destrucción del 70% de su hábitat.

Por ello, el gobierno de México está trabajando en el desarrollo de un Protocolo de Monitoreo Estandarizado Tri-nacional en conjunto con Guatemala y Belice. Esta realidad será analizada del 26 al 29 de septiembre del 2018, en la realización del I Congreso Latinoamericano sobre sostenibilidad, Ecología y Evolución (SEE), en Parque Viva, en la región de La Guácima, Costa Rica.

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