Sustentabilidad

México sólo protege zonas naturales por interés económico

Para las autoridades mexicanas es primordial el cuidar los ecosistemas terrestres y marinos, situación que se aprecia especialmente con la designación de casi un 13% del territorio bajo un régimen de protección, pero sin importar que tipo de ecosistema se tenga en protección presenta algún grado de daño, esto de acuerdo al Premio Nobel de Química, Mario Molina, esto porque en las Áreas Naturales Protegidas (ANP) de México viven más de 3 millones de personas que viven directamente del uso de estos recursos.

Sin embargo no es la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), la que tiene bajo su directriz la zona más cuidada del país como es un rectángulo marino ubicado en las costas de Campeche, sino que es la Secretaría de Marina (Semar), y esto porque es la zona de plataformas petroleras tiene vigilancia constante para evitar algún tipo de atentado.

De esta forma sui generis, la inseguridad y medidas antiterrorismo del gobierno mexicano brinda un santuario marino a la biodiversidad; situación que de acuerdo a Juan E. Bezaury Creel, representante de The Nature Conservancy, conlleva a cambiar la forma en que se aplican los ordenamientos territoriales en tierra y mar.

Señaló que en la actualidad se tiene al 11% del territorio como protegido en México y en zona marina del 1.6% de mares, extensión de territorio que es complicado tanto saber las afectaciones que presenta; mientras que en tierra es más fácil movilizar a la sociedad para proteger la tierra.

Para la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) sólo se puede conservar la biodiversidad nacional por medio de cuidar el 42% del país, cosa imposible de llevar a cabo, señaló el ambientalista durante la celebración del segundo seminario para periodistas sobre economía verde, organizado por el Instituto Global para la Sostenibilidad en las instalaciones del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) Campus Ciudad de México.

Señaló que otro modelo de conservación que no ha dado los frutos deseados han sido los parques nacionales que padecen de una devastación hormiga, o las reservas de la biosfera, que sólo se caracterizan en la preservación de las zonas núcleo; mientras que los santuarios que en tierra mayormente se concentran en franjas de playa para campamentos tortugueros.

Por ello, pidió que para proteger los espacios adecuados de la biodiversidad se requiere de reducir las amenazas que se presentan y aplicar prácticas activas para el manejo adaptativo y la experimentación de nuevas estrategias de uso. Simplemente es tal la poca protección del territorio que la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) apenas utiliza 1,200 millones de pesos en cuidar alrededor de 7 millones de hectáreas de zonas protegidas.

SEMARNAT Y CONAGUA OPINAN, PERO NO ACTUAN

Entre los decires políticos y la no actuación en la realidad del ordenamiento territorial, destacan tanto el Secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Juan Rafael Elvira Quesada, que ha dicho que debe ser implementado un ordenamiento territorial de forma inmediata, así como el Director General de la Comisión Nacional del Agua, José Luis Luege Tamargo, quien ha calificado de inconcebible que la gente siga instalando viviendas en las riberas de los ríos con sus consabidas consecuencias.

Sin embargo y aunque el ordenamiento territorial corresponde a autoridades de diversos niveles, desde el municipal, estatal, legislativo y federal, ninguno de estos dos funcionarios federales ha actuado conforme a sus obligaciones para hacer una realidad este tema que dicen tanto les preocupa.

PERDIDAS MULTIMILLONARIAS POR NO PROTEGER EL MAR

El cambio climático podría provocar daños anuales por no proteger a los océanos por 2 billones de dólares para el año 2100, según un informe difundido hoy por el Instituto de Medio Ambiente de Estocolmo; lo que equivaldría al 0.37% del PIB mundial calculado para 2100. El estudio, bautizado «Valuing the Ocean» (Valorando el océano), calcula la pérdida de valor de los océanos teniendo en cuenta cinco categorías: turismo, aumento del nivel de los mares, tormentas, pesca y los sumideros de carbono oceánico.

Acerca de Juan Carlos Machorro

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