Sustentabilidad

Medio Ambiente: sobran leyes, falta acción

Las cantidades importantes de potasio y fósforo, debidas a la alta diversidad de algas pardas que llegan al Caribe Mexicano, provenientes del Mar de los Sargazos, brindan la posibilidad de generar alimento para aves de cautiverio, composta para abono en el cultivo de hortalizas y posibles usos en la elaboración de alimentos y fármacos.

Tal es la conclusión a la que llegaron los investigadores Kurt M. Dreckman y Abel Sentíes, del Laboratorio Macroalgas Marinas y Salobres. Departamento de Hidrobiología de la UAM Iztapalapa, en el estudio “Algas marinas en el Caribe Mexicano”.

Sin embargo, esa riqueza se considera contaminación para los turistas que visitan la región y, por lo mismo, la desechan como basura, sostienen los investigadores en el estudio, publicado por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).

Para el turismo las algas son basura, aunque la presencia de estos visitantes en los polos turísticos del Caribe Mexicano deja mayor cantidad de desechos de todo tipo, además de agua contaminada.

Habar de basura y agua contaminada en México es algo común de todos los días.

También del aire enrarecido que cubre los cielos de las principales ciudades y valles del país.

La contaminación no sólo es basura y agua; lo es también el ruido que aqueja a viajeros en el Metro o los microbuses que trasladan a millones, cada día, en el Valle de México.

Los aparatos de sonido con volúmenes muy superiores a los recomendados por las organizaciones internacionales de salud taladran los oídos y rompen tímpanos de los usuarios.

Lo mismo sucede con la contaminación visual que se encuentra en todas las urbes, donde los espectaculares ofertan toda especie de productos, necesarios o inútiles para la vida humana, pero manifestación clara de un mundo desarrollado que olvidó hace décadas su visión bucólica para trasladarla a la era de comercio incontrolado.

La contaminación en todos sus órdenes es causa de muerte.

La misma salud está en riesgo. A las tradicionales fritangas, elaboradas con dudosa higiene, se suman productos cárnicos de bovinos o aves alimentadas con materias primas no siempre con la calidad sanitaria adecuada.

El máximo exponente de este tipo de alimento humano se tuvo en Europa a principios de este siglo cuando restaurantes gourmet ofrecían platillos de “carne blanca”, elaborada de especies bovinas que se criaban en establos especiales a donde jamás llegaba el sol y que provocó desórdenes sexuales en esos bovinos.

México, país origen del maíz, sufre los embates de transnacionales semilleras que, a través de la biotecnología, quieren imponer el maíz transgénico y a cuyo programa se han opuesto, con fuerza inaudita, Greenpeace y algunas organizaciones rurales político sociales.

Y, tal vez, la mayor contaminación de la que no se habla, sea la proliferación de leyes ambientales.

En el gobierno federal y en estatales y locales existe infinidad de leyes, reglamentos, disposiciones y normas para proteger el Medio Ambiente, pero no se aplican o se hace en forma discrecional o por motivaciones políticas.

Frente a esta situación, dependencias federales, estatales y municipales magnifican sus informes de lucha contra la contaminación, aunque sólo sea en el papel y, con ello, generan mayor enrarecimiento en todos los órdenes de la vida.

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