Sustentabilidad

El mundo se vuelve desierto

Los efectos del Cambio Climático amenazan con mayor sed y hambre a la población mundial.

Los efectos del Cambio Climático amenazan con mayor sed y hambre a la población mundial.

Un nuevo rostro del Cambio Climático (CC) asoma ya en el Planeta: la desertificación con su cauda de problemas sociales que arrastra consigo.

Aproximadamente, unos mil 100 millones de personas, esto es casi la quinta parte de quienes en la actualidad pueblan el mundo, sufre ese problema que se manifiesta en carencia de agua y, en consecuencia, la sed las agobia.

Esta cruel realidad fue puesta de manifiesto durante la pasada conmemoración del Día Mundial Contra la Desertificación, instaurado por las Naciones Unidas (ONU) en 1994 y proclamado por su Asamblea General, el 17 de junio.

A esta conmemoración, designada oficialmente como Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, busca sensibilizar a la opinión pública respecto de la necesidad de cooperar en el plano internacional para luchar contra la desertificación y los efectos de la sequía y aplicar la Convención de Lucha contra la Desertificación.

Este fenómno mundia afecta a más de 110 países y, cada año, se pierden 6 millones de hectáreas de tierra productiva.

En comunicado de prensa, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, declaró que ante la gravedad del problema, la humanidad tiene la tarea en el presente y futuro cercano de gestionar las crisis.

“La sugerencia es dar prioridad a prepararnos para las sequías y aumentar la resiliencia, poniendo en práctica plenamente los resultados de la Reunión de Alto Nivel sobre las Políticas Nacionales de Respuesta a la Sequía, celebrada en Ginebra, en marzo pasado”.

Añadió que «si cuidamos las tierras áridas podremos proteger los recursos hídricos esenciales, promover la seguridad nutricional y alimentaria y reducir la extrema pobreza».

Advirtió sobre el creciente aumento de la tendencia de este fenómeno en los últimos 25 años y aseguró que las sequías afectarán a más zonas y serán más intensas y frecuentes debido al CC.

En México, las cosas no son nada halagüeñas. Se estima que aproximadamente 40 por ciento del país sufre algún grado de desertificación y, por ende, sequía.

Los estados más afectados son Chihuahua, Durango, Coahuila, Zacatecas, Tamaulipas, San Luis Potosí, la zona serrana de Querétaro, Aguascalientes, Sinaloa y Sonora, que conforman más de la mitad del territorio nacional.

Al ser un país que, en su mayor extensión, registra clima seco, padece graves problemas de ese tipo que se recrudecerán en el futuro cercano.

De acuerdo a la ONU, una persona en promedio requiere, por lo menos, 2 mil metros cúbicos de agua por año para un adecuado desarrollo sustentable, pero al vivir en tierras secas, sólo tiene acceso a mil 300 metros cúbicos.

El director general de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), Jorge Rescala Pérez, dio a conocer que este año se consolidarán acciones orientadas a disminuir la sequía e impactos en la degradación de suelos en México, acciones que en diversas ocasiones, de acuerdo a grupos de comuneros, no son sufientes, ya que los apoyos al sector ambiental no se equiparan a los que otorga la federación a temas agrícolas.

Además que los planes de reforestación y conservación de suelos de la administración pasada están siendo dejado de lado por las actuales autoridades de la Conafor enfocándose más a la producción maderera sustentable.

A nivel global, de acuerdo a la ONU, cada año desaparecen 24 mil millones de toneladas de suelo fértil y durante los últimos 20 años se ha perdido una superficie equivalente al área agrícola de Estados Unidos y un tercio de las tierras del Planeta se encuentra amenazado por la desertificación.

Las principales causas de este problema son el desgaste de suelos, sobrepastoreo y deforestación, erosión, drenajes inapropiados de sistemas de irrigación y salinización de la tierra, factores provocados por el hombre.

Bosques, indispensables para la alimentación

Yolanda Gutiérrez

Los ecosistemas de bosques son indispensables para enfrentar la crisis alimentaria que vive el Planeta, manifestó Nuria Urquía Fernández, representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en México.

En el marco del Día Mundial de la Lucha Contra la Desertificación y la Sequía, especialistas se reunieron y recomendaron unir esfuerzos de la sociedad civil y los tres órdenes de gobierno.

En el evento, organizado por la Comisión Nacional Forestal (Conafor), Urquía Fernández dijo que el mayor reto global que tiene la humanidad para el siglo XXI es alimentar a la población, debido a que una sexta parte de la población mundial no tiene seguridad alimentaria, debido al encarecimiento, escasez o mala calidad de los alimentos.

Explicó que los ecosistemas de bosques contribuyen a la seguridad alimentaria pues sirven como alimentos las hojas de los árboles, nueces, semillas, raíces y tubérculos; miel, hongos, zetas, insectos, gusanos, animales de caza y plantas forrajeras.

“Quizá por desconocimiento, los bosques han sido los grandes olvidados, los árboles también. En los diseños de política alimentaria es conveniente recordar que su contribución es esencial, que hay más de un mil millones de personas en el mundo que viven del bosque, sea a través del alimento que le proporciona o de su ingreso”.

En su conferencia magistral, mencionó que para el 2050 la población mundial llegará a 9 mil millones, por lo que se necesita aumentar 70% la producción de alimentos y, en los países en desarrollo, el reto es mayor: hay que duplicarla para alimentar a la población.

Concluyó que los bosques son proveedores de alimentos básicos, de ingreso, contribuyen a la lucha contra el Cambio Climático, son un regulador del ciclo hídrico y de la captura de carbono que después concentra en las plantas y en el suelo, es un contribuyente en el suelo, por lo que es importante evitar la deforestación.

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