Sustentabilidad

Descubre UNAM nuevas costumbres en monos capuchinos

Los monos capuchinos, que viven en selvas y bosques de varios países de América del Sur, en su hábitat natural realizan movimientos muy variados, más de la mitad destinados a buscar alimento y, el resto, a viajar y descansar.
Por ello, el investigador Denis Boyer, del Instituto de Física (IF) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), desarrolló con su colaboradora Citlali Solís Salas, un modelo matemático propio para estudiar el movimiento animal, en este caso de un grupo de monos capuchinos libres en la isla de Barro Colorado, Panamá, para indagar si se mueven al azar o siguen algún patró, ello como parte de lo que llamó investigar a la “ecología del movimiento”.

La pregunta inicial de los investigadores fue si los monos capuchinos se mueven o no al azar, a lo cual establecieron que “en física existe una gran tradición en procesos markovianos (llamados así por el matemático ruso Andréi Markov), que son aleatorios, azarosos y carentes de memoria. En estos eventos, la probabilidad de que ocurra un suceso no depende de acontecimientos anteriores”, explicó.

monos

Aunque las caminatas de los primates en general eran lentas y no muy lejanas de un territorio común, el modelo reveló que, analizados a largo plazo, los movimientos son no-markovianos, pues no son independientes entre sí y están correlacionados con el tiempo.

Indicó que “encontramos que los monos utilizan la memoria y el aprendizaje para moverse a sitios conocidos que no están en su rango de percepción inmediata. Ello no depende de la movilidad inmediatamente anterior, sino de hechos guardados en su memoria por mucho tiempo, que rescatan y utilizan para desplazarse y buscar alimento”, detalló.
Los resultados de este trabajo, publicados recientemente en la revista Physical Review Letters, ubicaron una tasa de 0.4 por ciento de uso de memoria en un minuto de tiempo.

“Aunque parece poco, tiene importancia, pues después de cuatro a seis meses determina patrones espaciales de ocupación”, comentó.

Los resultados del trabajo de Boyer “proporcionan evidencia adicional de que la memoria es un factor clave para la organización de los territorios o hábitos hogareños de los animales”. Aunque el instinto los guía para cubrir sus necesidades básicas, la memoria también influye al realizar sus actividades cotidianas.

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