Sustentabilidad

Cultivar la vainilla mexicana ayuda a la reforestación

La vainilla mexicana, es una de las tres especies que existe en el mundo y que se cultiva para la producción comercial y que en la época prehispánica los Totonacas la conocían como Xanath, lo cual ha permitido tener registros de su uso desde 1427; lo cual al paso de los años y sus grandes cualidades le permite ser el segundo producto más cotizado para su exportación en el mundo.

Lo cual genera ingresos para México de 20 millones de pesos anuales; aunado a que es un vegetal que por su particular forma de cultivo, es importante promotor de la reforestación, conservación y mejoramiento del suelo de los ecosistemas del país, generando con esto, ingresos a partir de los recursos forestales no maderables.

Resulta importante mencionar, que si se maneja adecuadamente el cultivo, es posible recuperar en un 600% la inversión inicial; su forma de cultivo se caracteriza que al ser una planta hemiepífita, es decir, enraíza en el suelo y necesita de un árbol tutor, esto es, una especie de árbol que le provee una guía para su crecimiento, sostén y sombra.

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La planta de vainilla requiere de condiciones ambientales específicas para su crecimiento y reproducción: temperatura idónea, alto porcentaje de humedad, precipitación entre 1,700 y 5,000 mm anuales, algunos meses de sequía, aproximadamente de un 80% de sombra (dependiendo de la época del año), ubicarse entre 0 y 1,200 metros sobre el nivel del mar y encontrarse en suelos con un PH entre 6 y 7 con nutrientes específicos.

México cuenta con un gran potencial genético y la mejor calidad mundial. Sus condiciones climáticas permiten que los elementos aromáticos se concentran dentro de los frutos (se han identificado hasta 65 compuestos aromáticos diferentes en la vainilla mexicana), estas condiciones se pueden encontrar en los estados de Veracruz, Oaxaca, San Luis Potosí, Puebla, Quintana Roo e Hidalgo. Veracruz es el estado con mayor producción, aportando el 70% del total del país, Oaxaca y Puebla el 30%. El principal productor actualmente es Madagascar.

La principal forma de propagación se lleva a cabo a través de esquejes: los productores realizan podas a las plantas y son trasplantadas para que enraícen a un lado de los árboles tutores. Los tramos de esquejes seleccionados deben de contar con ciertas características para asegurarse de que producirán ramificaciones fructíferas y de buena calidad, de igual forma las plantaciones de donde provienen deben estar libres de plagas para evitar que se propaguen a todo el cultivo. Una vez que los esquejes han enraizado es necesario esperar tres años para obtener la primera floración y hasta el quinto año será posible fecundarlos para obtener los primeros frutos.

Al requerir de ciertas exigencias para su crecimiento y reproducción, se ha convertido en todo un reto cultivarla en México para su producción comercial, por lo que es necesario hacer uso de diferentes sistemas de cultivo para obtener los mejores rendimientos y lograr que sea un producto sustentable.

Dentro de los diferentes sistemas para su cultivo, podemos encontrar el método tradicional (utilizado por el 92% de los productores), el semitecnificado y el tecnificado (empleado en su conjunto en 8%). Dentro del sistema tradicional los productores utilizan especies de plantas leñosas, propias de los acahuales (ecosistemas en recuperación), que se encuentran dentro de sus parcelas. En general, cuando se utiliza este sistema, la vainilla suele ser la segunda o tercer actividad de los productores.

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Por esta razón desde 2014 la Fundación Pedro y Elena Hernández, fomenta que se dé una adecuada conservación del medio ambiente en equilibrio con el desarrollo del ser humano, y encontró en la vainilla una opción para promover la sustentabilidad en la Sierra de Otontepec en Veracruz, ya que este cultivo permite tener una adecuada rentabilidad, así como que existe la necesidad de proveer una seguridad de producción e ingresos económicos para los productores, es necesario probar diferentes sistemas implementados por expertos para determinar cuál de las opciones generará mejores resultados para lograr el objetivo principal.

Para este propósito, se implementaron tres modelos ya probados por dos socios: el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias y la empresa privada Desarrollo Agroindustrial Gaya.

El modelo tradicional, se basa en el cultivo de vainilla en acahual. Para este sistema se cuenta con un espacio de 500 m2 y 260 plantas de vainilla sembradas bajo las recomendaciones y el asesoramiento del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias. Bajo el mismo modelo tradicional se está probando el método utilizado por la empresa Desarrollo Agroindustrial Gaya. Otro modelo a prueba, se basa en el sistema tecnificado de casa-sombra utilizado por Desarrollo Agroindustrial Gaya, el cual cuenta con un espacio de 500 m2 y 1,000 plantas sembradas.

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