Opinión

Un gobierno sin comunicación fue Calderón

Desesperado. Irritado. Reclamante. Y perdido. Se vio al Presidente de México, Felipe Calderón. Un discurso tardío y amargado. Eso pronunció el miércoles pasado en la ONU. Falto de autocrítica. La dimensión de la tragedia mexicana no está escrita. Decenas de miles muertos. Cuadros sangrientos jamás imaginados. Ese miércoles, mientras hablaba en la ONU, circulaba la noticia de 9 personas asesinadas en los funerales en un panteón de Coahuila y otras 11, asesinadas en Guerrero. Cifras y cuadros jamás descritos. Es el crimen organizado, dijo, repitió y gritó. Y exigió la acción, la intervención, de la Organización de las Naciones Unidas.

Seis años de una lucha dramática y trágica. Se lanzó y se aventó la cruzada. Abrió su sexenio así, con la lucha abierta y las Fuerzas Armadas, Ejército y La Marina, en la calle combatiendo, sin plan estratégico y la policía federal desordenada e infiltrada. Hace seis años debió pronunciar el discurso que dijo el miércoles 26 de este septiembre. Ahora fue de amargura y fracaso.

Felipe Calderón es de personalidad compleja y pasional. Dícese que Diego Fernández de Cevallos lo definió como una persona de pensamiento obsesivo; “pero, además, cree que sabe más”. El sexenio de Calderón tiene logros. No en seguridad pública. Felipe fue solitario. Sin equipo de comunicación. Sin visión de difusión gubernamental. Se gastaron el presupuesto los de Comunicación Social; pero no comunicaron.

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