Opinión

Promesa y cumplimiento

“Y esta es la confianza que tenemos en El,
qué si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, El nos oye.
Y si sabemos que El nos oye en cualquier cosa que pidamos,
sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho” (1Jn.5:14-15)

Cuando las cosas marchan bien es fácil creer a las promesas bíblicas. Pero cuando las circunstancias son adversas el cumplimiento de las mismas promesas que antes creímos, parecen de imposible realización.

Lo dicho por el apóstol Juan es el testimonio de un hombre que vivió al lado de Jesús el Hijo de Dios. Juan fue testigo viviente del cumplimiento de todas las promesas que el Señor Jesús hizo respecto a su persona divina y en relación con los demás. Ejemplo: el Señor anunció sus propios sufrimientos y muerte y prometió que resucitaría al tercer día, y fue así. Prometió a sus discípulos que una vez resucitado le verían en Galilea, y fue así. Les prometió también que les enviaría al Espíritu Santo para llenarles de poder, y fue así. Y les prometió que los milagros portentosos que Él obró, también serían hechos en Su nombre por todos los que creyeran en Él, y fue así.

Esto y toda una vida de experiencias de milagros, señales y maravillas es lo que lleva al apóstol Juan a decir: “Y esta es la confianza que tenemos en Él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, Él nos oye. Y si sabemos que Él nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho” (1Jn.5:14-15)
¿Qué significa esto?

  1. Que debemos creer en Dios pero también debemos creerle a Dios. Esto es, debemos tener confianza y seguridad en Él y en su Palabra.
  2. Que debemos tener fe en sus promesas. Sin fe es imposible agradar a Dios. Así que, el que se acerca a Dios, debe creer que existe y que Él escucha y bendice a los que le buscan. Por tanto, debe tener la convicción de que Dios responde la oración.
  3. Que esa confianza nos debe mover a pedirle con fe y seguridad; entendiendo por fe, la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve. Es decir, si le creemos a Dios, debemos estar absolutamente ciertos que la petición que le hemos hecho está contestada. Dios es fiel. Él no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Por tanto, debemos confiar siempre en Él.
  4. Que nuestra oración o petición debe ser hecha conforme a su voluntad, es decir, en el nombre del Señor Jesús. Pues El mismo dijo: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá”. “Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis”. “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré”. (Mt.7:7-8; 21:22; Jn.14:13-14).
  5. Que tenemos lo que hemos pedido, si pedimos en Su nombre y creyendo, recibiremos lo que hemos pedido; pues hay un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.
  6. Que Dios se complace en todo aquel que creen en El y a sus promesas. Fuera de Dios no hay más. Por tanto, creamos sólo en Él.
  7. Que Dios es glorificado en el corazón de aquel que vive en la fe del único Dios vivo y verdadero.

Querido amigo lector: Cualquiera que sea la situación que estés viviendo en este momento, ¡créele a Dios! ¡Ten fe en su Palabra! ¡Cree a sus promesas!

Si esto haces y vuelves tu corazón en oración a Él, tendrás las peticiones que le hayas hecho. ¡Dios escucha y responde!

Recuérdalo siempre: ¡Dios es fiel y no te dejará jamás!

* Pastor en la Iglesia Cristiana Interdenominacional,
A.R. ser@iciar.org

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