Opinión

Presidente asediado

Los días pasaron y nada, ni alguien, ninguno en este mundo supo del secuestro de 43 estudiantes normalistas. Quedaron formalmente, y jurídicamente, declarados desaparecidos. Fue un acto de criminales, asociados a políticos y dirigidos desde el gobierno. Se trata de la banda “Los guerreros unidos”, con policías municipales, relacionados con políticos perredistas, dirigidos por el presidente municipal, arropados desde el gobierno estatal.

El programa nacional del Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, estaba en marcha. Después de las reformas constitucionales, con un trabajo político de ortodoxia. Estaba en los tiempos calculados. En la etapa de viajar, de abrir y fortalecer las relaciones extranjeras comerciales. Viajaba con las puertas abiertas y recepción de brazos abiertos. Era el momento de sacudir la congelada economía, con varias cosas, pero espectacularmente con el nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México.

“Nadie” sabía de las bandas de delincuentes protegidos en la región de Iguala. Siempre en acecho de asaltar, secuestrar y matar. Agregado a una rutina de agresión y robo de grupos de normalistas. El día 26 de septiembre era otro más de conflictivos. Había baile. Los normalistas secuestraron autobuses. Igual que siempre. Viajaron a Iguala, dicen que “a botear”, pedir limosnas. No pedían, bolseaban. Igual que siempre. Ese día cerró diferente a otros. Con el secuestro y desaparición de 43 personas. Hoy el Presidente es asediado. Las movilizaciones a diario crecen. Vemos a Enrique Peña Nieto anunciar la clausura de un evento en Morelos, cuando era la inauguración. ¿En qué estaba pensando?, el histórico movimiento del 68 surgió por un pleito callejero.

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