Opinión

Maestros vs. la Ciudad de México

Que si tienen la razón o no, que si tiran la reforma o no, que si van a dar clases o no. Entre estos y otros predicamentos, los profesores de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación tienen tomada a la Ciudad de México por su punto más débil, el centro. ¿Su rutina? Ir a protestar a San Lázaro, a la Cámara de senadores, a Los Pinos o a donde se les ocurra para al final del día, irse a echar una pestañita al Zócalo. ¿Su objetivo? Que los altos mandos los escuchen para así llegar a un acuerdo. ¿Sus avances? Ninguno. ¿Sus consecuencias? Miles de ciudadanos afectados por el tráfico, el cierre de estaciones del metro y de calles, basura en el suelo; empleados y empresarios agredidos por manifestarse en su contra, la cancelación de pagos de sueldos a maestros que no están dando clases y destrozos a propiedades ajenas por parte de anarquistas queriendo causar discordia (al menos, más de la que ya hay).

Tan sólo en la marcha masiva del miércoles pasado, en todo el país se registraron aproximadamente 43,000 maestros en las calles, de ellos, como 25,000 estaban dispersos en las diferentes entidades y sólo 1000 se manifestaron en Oaxaca, el resto, andaba por acá. Rompieron el cochinito y subieron al primer camión que pasó; quizá por las prisas, se les olvidó hacer una propuesta concreta, de la cual, se pudiera hallar un punto medio entre esta y la del gobierno. Ya van cerca de 20 días que llevan paralizando la ciudad, debe de reconocérseles que no han muerto de hambre, pero, pues, de aquí a que deciden irse, nosotros tenemos que prevenirnos de alguna manera. He aquí, unos consejos para sufrir menos su estadía…

  • Si no tiene a qué ir al Centro o a Reforma, no vaya.
  • Si trabaja o estudia por ahí, consígase una tarjeta de EcoBici y deje su auto lejos de esa zona.
  • Si es usuario del metro o metrobús, prevenga su bajada, cierran estaciones de un momento a otro.
  • No quiera ponerse a discutir con ellos, son montoneros y su integridad correrá peligro si lo hace.

Y el más importante de todos…

  • Nunca, en serio nunca, se enamore de uno de ellos, recuerde que algún día se van a marchar.

Acerca de Luis Mario Vargas Casas

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