Opinión

Lo Cotidiano con Clase

Una distinción más en materia natural y ambiental obtuvo nuestro país mediante la declaratoria de Patrimonio Mundial a las zonas de México de la Biósfera El Pinacate y Gran Desierto de Altar, localizadas en el estado de Sonora, por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

En sesión correspondiente, celebrada en Camboya, se indicó que México refrenda su liderazgo en el cuidado de los ecosistemas y la biodiversidad y la contribución que hace la Comisión Nacional de Areas Naturales Protegidas (Conanp) se evidencia en dichas áreas, que hoy por hoy son un ejemplo de conservación, no sólo por su belleza escénica, sino por su riqueza natural.

También, por el trabajo que se realiza con las comunidades que las habitan, con las autoridades estatales y municipales, con las instituciones académicas y con las organizaciones de la sociedad civil, expresó Luis Fueyo Mac Donald, titular de la Conanp al conocer la declaratoria.

Esta decisión ubica a nuestra nación en un sitio relevante en materia de conservación y “representa un reconocimiento muy importante para el trabajo que realizamos los mexicanos, en la protección de los recursos naturales, y es sólo una muestra de la gran biodiversidad con que cuenta nuestro territorio”.

La Reserva de la Biosfera El Pinacate y Gran Desierto de Altar, obtuvo la declaratoria tras la investigación correspondiente por parte de la UNESCO en cuanto a su estado de conservación, el manejo de sus recursos, así como por el hecho de que alberga a más de mil especies de flora y fauna, por lo que es considerado como el desierto con mayor biodiversidad del mundo.

México cuenta con cinco sitios naturales catalogados como Patrimonio Mundial: Reserva de las Biosfera Sian Ka ´an (1987); Santuario de Ballenas El Vizcaíno (1993); Islas y Areas Protegidas del Golfo de California (2005); Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca (2008), y ahora Biosfera El Pinacate y Gran Desierto de Altar, donde habitan especies endémicas y en peligro de extinción, como berrendo de Sonora, tortuga del desierto y el monstruo de Gila, entre otras especies.

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