Opinión

Legislativa ambiental

Decía Mario Enrique Escobar, veracruzano, calificado profesor de bachillerato, en su juventud dirigente estudiantil en su muy querida Universidad Veracruzana: “el ser mexicano tiene entre una de las características que lo definen el ‘sí… pero no’ ”. Demostración clara de lo dicho la encontramos en la aprobación, aunque con algunas modificaciones que amplios sectores de la comunidad nacional sienten menores, que hizo el Congreso, de la iniciativa de Ley de Ingresos presentada por el Presidente, a través de la Secretaría de Hacienda.
Son hecho irreversible, para el ejercicio fiscal del 2010, el aumento del IVA a 16 por ciento; la tasa de 30 por ciento de ISR para salarios superiores a 32 mil pesos mensuales y para empresarios; el tres por ciento a teléfonos celulares, televisión de paga y telefonía fija, así como a los depósitos bancarios en efectivo a partir de 15 mil pesos; el gravamen especial para la venta de casas; el aumento a la cerveza, las bebidas alcohólicas y los juegos y sorteos. Amarga realidad a partir de enero próximo.
¿Quién o quiénes quedaron satisfechos? Los hacedores de las políticas públicas en este país nuestro, tan severamente golpeado por fenómenos como “el catarrito”, Carstens dixit; la caída de la producción de petróleo, precio y reservas; el crecimiento de mandos en las dependencias de la administración pública; la disminución de las remesas; la ineficiencia recaudatoria; el desempleo; el derrumbe de la producción en el medio rural; la crisis educativa; la falta de competitividad; la corrupción y la ineptitud de servidores públicos en los tres poderes y en los tres órdenes de gobierno.
Tan de acuerdo quedaron algunos por tan “dolorosas pero necesarias decisiones” que hubo quien sin pudor las calificó de “patrióticas”.
Sí… pero no.
Entre las víctimas hay enojo, hasta ira. Sectores productivos reclaman por los aumentos en las cargas impositivas. Voces de expertos advierten: “todo aumento en impuesto es recesivo…”. ¿Qué quiere decir esto? Disminuye el poder adquisitivo de la población. Así, señalan, no hay cómo reactivar el mercado interno, motor de una economía sana.
Trabajadores y amas de casa verán disminuidos ingresos y capacidad de compra. A los aumentos de tarifas eléctricas, de tránsito por caminos y puentes de peaje, de combustibles, se agregará el aumento, directo e indirecto de bienes de uso y de consumo. Sigue, por lo tanto, el descenso en la calidad de vida de la mayoría.
Sí… pero no.
Ante los hechos surgen de nueva cuenta convocatorias a reformas de todo tipo. La verdad es que quienes deben encontrar el camino no lo consiguen. Deben hacerlo, para eso están. Para eso se les paga (y muy bien) con impuestos que ahora resulta son insuficientes. El partido que echó “a patadas” a otro partido no sabe qué hacer, cómo hacerlo. A rezagos históricos, algunos desde el surgimiento de México, se agregan otros de origen reciente y se sumarán cuantos aparezcan.
Sí, el estado mexicano debe refundarse. Bien dijo José Narro, rector de la UNAM, en un foro convocado por el Colegio Nacional de Economistas, hacia un pacto nacional para la reforma económica: “…es necesario avanzar en la refundación de la República, el actual modelo de organización nacional ‘ya dio lo que podía, ya no nos sirve ni para vernos hacia afuera, ni resolver los problemas hacia adentro’”. (EL UNIVERSAL, 4 de noviembre del 2009).

Comentarios Cerrados

Los comentarios están cerrados. No podrás dejar un comentario en esta entrada.