Opinión

La Torre de Babel

Complejo el inicio del nuevo año. Muertos en cascada y confrontaciones políticas que poco sirven para el optimismo que desde el gobierno se quiere crear. El año que arranca es el de las elecciones en el Estado de México, en donde los partidos Acción Nacional Y de la Revolución Democrática quieren acabar con el mito de la invencibilidad de Enrique Peña. Los preparativos son las señales de la gran batalla que se escenificará en la vecina entidad en unos meses más.

Y para que se vea que el pleito es algo real, el gobernador del Estado de México cara a cara con el presidente de la República, lanzó un grito de batalla muy claro. Su frase es sencilla: los partidos a competir y los gobiernos a servir.

Pero en el fondo, esto no es más que la señal de “estamos listos y sólo falta que el gobierno federal marque el tono sobre el que se realizarán las elecciones”. Al mismo tiempo, Andrés Manuel López Obrador inicia la presentación de facturas en contra del grupo de Jesús Ortega al frente del PRD. Y en el PAN se dejan sentir las presiones para que las decisiones finales sean las que mejor convengan al gobierno federal. Así, lo importante es la batalla contra Enrique Peña.

Y para el gobierno estatal, lo vital es la victoria para poder consolidar las aspiraciones presidenciales. La lucha será abierta y sin cuartel. Y poco a poco, se dejarán sentir los efectos de esta contienda… En Harvard, la prestigiosa universidad estadounidense, realizó un foro sobre México y su futuro. Y los participantes convocados fueron no sólo líderes de partido y personalidades de diversos campos, sino algunos de los políticos, de todos los partidos, que de una u otra manera, son considerados como “posibles” aspirantes a las candidaturas a la Presidencia de la República.

El foro fue de carácter cerrado, pero poco a poco se darán a conocer las propuestas presentadas en un evento que de muchas maneras, puede considerarse como el inicio de las precampañas para la gran batalla del 2012… Y en Guerrero todo se declara listo para las elecciones para gobernador con dos priístas frente a frente. Uno por supuesto, postulado por el PRI y otro, con el peso de la traición a cuestas, nominado por las oposiciones, en un intento por alcanzar en “bola”, lo que los partidos que lo postularon no pueden conseguir pos sí mismos… Marcelo Ebrard supone que en la ciudad de México basta su voluntad para que todo sea como él desea. Así, moviliza grupos de ciudadano para “respaldar” la supervía, en un acto “democrático” que por supuesto, pocos consideran como auténtico.

Negocia en la colonia Del Valle para imponer su criterio sobre el Metrobús y mantiene su juego demagógico sobre su posición en favor de la ecología. Pero en la práctica, el problema de la ciudad se mantiene en los mismos niveles. La inseguridad se mantiene, la vialidad no existe, los servicios son caros y malos y el transporte público es día con día, menos eficaz. Pero el jefe del gobierno no busca soluciones, sino imagen. No quiere dar respuestas de fondo y de largo plazo, sino consolidar sus ambiciones políticas personales.

Así, Ebrard quiere mantener la imagen de “eficacia” por más que todos los capitalinos sabemos que nada ha mejorado después de muy largos 13 años de gobiernos perredistas… Los ajustes en el equipo de gobierno de Felipe Calderón no tienen secreto alguno. Se afianza al grupo que comanda la Secretaría de Hacienda en espera de que el titular de esa dependencia pueda crecer políticamente en tiempos cortos y se controla inversión y concesiones desde Comunicaciones y Energía, para dar respaldo a ese crecimiento.

El problema es sin embargo, que con estos movimientos se agudiza el malestar hacia el interior del PAN. Y las razones son sencilla: el llevar a Cecilia Romero a la Secretaría General del partido blanquiazul, lo que se logra en convertir al partido en el poder, en la coartada perfecta para una política que desde el Instituto Nacional de Migración no sólo fue incapaz de poner orden, sino que tuvo que hacer frente al asesinato de varias decenas de centroamericanos que buscaban un futuro en Estados Unidos. Otro tanto sucede con Juan Molinar Horcasitas, quien llegaría al PAN con todo el desprestigio de su torpe actuación en la SCyT, además del peso político que significa la tragedia de la guardería en Hermosillo. Para muchos panistas, el partido se ha llenado de los fantasmas de todas estas víctimas. Y ello deberá tener un costo político en las urnas… El PRI poco a poco, cambia el estilo. Beatriz Paredes, siempre sumisa y ausente de los grandes debates nacionales, cede el paso a Humberto Moreira, más dispuesto al debate y por supuesto, con un papel activo que en Los Pinos molesta y mucho.

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