Opinión

Hambre y dinero

¡Hambre!, es el título de la novela de Knut Hamsun, Premio Nobel de Literatura. Pudo ser ¡Desesperación!, porque el drama del hambre, que no encuentra alternativa, es terrible. El libro se lee y lee, se da la vuelta a la hoja, a una, otra y más, con la esperanza desesperante de encontrar otro rostro de la miseria. La novela con el personaje en estado eterno del hambre.

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Es una radiografía social. Del mundo y de México. Hambre siempre hay. Y parece sentencia. No se les quita. Programas de gobiernos hay, desde antes y ahora. Con la dádiva como hábito. Falta creatividad. Opera la dádiva en todo y para todos. Miles de millones de pesos gastados. La ciudad de México es el ejemplo universal de la dádiva. Y no es malo dar, pero es mejor resolver. Dar para comer un día, una semana, un mes o para comer un año es un paliativo, que genera agradecimiento y da votos. Pero el hambre sigue.

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Gobiernos federales presupuestan grandes cantidades para repartir a los estados. Los gobernadores dan a los alcaldes. Y las cuentas no son claras. Ahora, se ha destinado miles de millones a Michoacán, por excepción. Asignaron entrega de 60 mil millones a Guerrero. El gobernador, Ángel Aguirre, ni un pero puso. Enorme hambres en esos estados. Todo esto debe ser diferente; porque el Presidente Enrique Peña Nieto es diferente. Tiene una cruzada nacional contra el hambre, bajo el concepto de resolverla. Con inversión, empresas y empleos. Dos personajes centrales tienen, a Rosario Robles y a Ernesto Nemer, experimentado mexiquense. Decir, de un día a otro que “ya desapareció el hambre”, es ilusionismo. Y los que quieren información. ¿Por qué el hambre está arraigada?

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