Opinión

Gobierno: Tres Poderes… Tres Órdenes

* En mi memoria palabras del ilustre político tabasqueño, priísta leal siempre: “En Tabasco, sólo los tarugos pronostican si va a llover. O quién triunfará en las elecciones”. Lo dijo en charla con Víctor Manuel Liceaga Ruibal, amigo de muy grato recuerdo, delegado entonces (1994) del Comité Ejecutivo Nacional del PRI en Tabasco. La remembranza por lo que habrá de ocurrir en junio próximo: elección de diputados federales, también, por supuesto, de diputadas. Apuestas hay según preferencias. Según encuestas. El desarrollo de las campañas de partidos y de candidatos algo mostrarán en el transcurso de abril y mayo. Mas la encuesta determinante será el día 7 de junio.

Ya que me refiero a Tabasco se me hace presente expresión atribuida a don Carlos Madrazo, gobernador que fue de aquel estado entrañable: «Si el pueblo, a medio día dice que es de noche, hay que encender las farolas». También se la escuché a don Fernando Gutiérrez Barrios, gobernador de Veracruz 1986-1988. A ambos los unía el gran respeto que sentían por la voluntad popular.

* “Yo no tengo la culpa de mi cara”, declaró Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre a Ciro Gómez Leyva. Podría agregarse que tampoco culpa tiene de su origen. Lamentable que hubiera quien reclamara que cómo, con ese origen y esa apariencia, logró una licenciatura en derecho cuando jóvenes favorecidos por el destino no lo han conseguido.

* El caso del exdirigente priísta en el Distrito Federal me lleva a acontecimientos amables en mi época de estudiante de preparatoria, en Córdoba. Teníamos un maestro de literatura universal a quien pusimos Kunanup. En alusión al protagonista del cuento egipcio de ese nombre. El maestro, de calidad superior como todos los de esa generación de Prepa (ESBAO), escuela pública.

Kunanup, nuestro maestro, licenciado en derecho, padecía estrabismo. Cuando algún compañero se entretenía molestando a otro, en clase, el docente ordenaba: “usted… sálgase”. Algún alumno del lado derecho se levantaba. “Usted no, el de allá”. El de la izquierda. No sabíamos hacia dónde miraba.

Pregunta obligada “Yo por qué…” Contestación “Por feo”

* Algo parecido ocurre con Cuauhtémoc. Ante el afán de linchamiento exhibido por algunos a quienes no convence la verdad jurídica sólo les queda demandar que se vaya ¡Por feo!

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