Opinión

El impacto económico del Evangelio

Por Aarón Cortéz Hernández

Este pasado domingo en un marco excepcional, como lo fue el Quinto Informe de Gobierno del Lic. Enrique Peña Nieto, me encontraba sentado al lado del presidente de la Conferencia Nacional Metodista, y al reconocerlo uno de los presentes le decía: “ustedes los Pastores sí que hacen obras sociales”.

Muchas instituciones, tanto públicas como privadas, hacen obras sociales, pero es interesante referirnos al impacto social que el Evangelio ha producido ha partir de su fundador.

La Iglesia Primitiva fue eminentemente una constructora de un nuevo orden social, son innumerables las aportaciones que incrustó en el tejido social de la época, el descanso dominical, la desaparición de la esclavitud, la consideración hacia las mujeres, el cuidado de los niños, por citar algunos ejemplos.

El evangelismo o protestantismo social como lo llaman los economistas, surge en Inglaterra, en el año de 1850, a raíz de la fundación del grupo denominado “Sociedad para el Fomento y Estímulo de las Asociaciones Obreras”;  fueron Pastores sus fundadores, sin dejar de reconocer que también hubo juristas.

El Evangelio es una expresión que se basa en la fe personal de sus adeptos,   resulta que la salvación de cada uno no necesita de intermediarios. En el campo social esto es muy importante porque hay una conciencia primordial del individualismo. No podemos exigir el entendimiento de palabras como cooperativas, solidaridad, mutualismo o mutualidad, etc., si no se posee el A B C  de la educación. El Estado Mexicano en esto debe con todos nosotros redoblar esfuerzos.

En los Estados Unidos en 1889, se fundó una Asociación de Socialistas Cristianos, en Boston. Ellos decían que la expresión de la vida cristiana lo era el socialismo; ellos decían que mientras no se cristianizara  la industria, el mundo tampoco podría ser cristianizado. Veían sólo una cara de la moneda porque además decían que Marx, frente a Jesucristo, era un débil reformador.

Nuestros liberales que conocieron las ideas que sustentaba el periódico The Christian Socialist estaban simplemente fascinados con estas ideas que probaban sobre todo en el país del norte su validez. Ellos suspiraban por algo así en nuestro querido México.

La Biblia dice en el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Lucas Capítulo 1 versículos 52 y 53 lo siguiente: “Quitó de los tronos a los poderosos, Y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y a los ricos envió vacíos”. Con esta expresión de la Virgen María muchos dicen que eso es lo que hoy día debería ser pero olvidan “y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”.

El impacto del Evangelio está en la verdad que no propugna la abolición de la propiedad, y mucho menos la eliminación de la clase patronal. Su impacto está en la Justicia que “engrandece a la Nación” y basta mirar el rincón sur de nuestra Patria en Chiapas, Tabasco y Yucatán, para que de forma objetiva, se perciba este impacto en miles que dejaron el alcoholismo, y se convirtieron en ciudadanos de primera y en padres ejemplares. También en el centro de la República ese impacto está en donde verdaderamente cuenta, en los hogares de miles de cristianos que han elevado su calidad de vida y la han asegurado para la eternidad.

Si observamos esto nos explicamos por qué los evangélicos, en el aspecto político van por la trinchera del flanco izquierdo, pero en lo que concierne al aspecto económico se permiten transitar por el flanco derecho. Es muy común que entre los evangélicos haya corrientes revolucionarias e ideas ultra conservadoras. ¿Esto es una incongruencia? Creemos que no. Los Socialistas Cristianos de esa época creían que antes de pensar en el éxito económico por ejemplo de las  cooperativas o en las sesiones del Poder Legislativo, era necesario el cambio en la mentalidad de los obreros; nosotros pensamos lo mismo. Aunque existen muchas razones el problema educativo es fundamental.

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