Opinión

Confabulación no es democracia

La democracia de la expresión de libertad y el derecho a la ciudadanía para tener opciones, alternativas de donde escoger y decidir el gobierno que quiere por vía de las urnas, con el voto individual y secreto; hoy es sólo palabrería falaz. Por la democracia se evocan consensos en programas gubernamentales. Es la ciudadanía decidiendo y eligiendo. La democracia es bandera enarbolada de los políticos y de los partidos. Se aprueban grandes cantidades de dinero para los partidos y para los políticos en campañas electorales. El ejercicio de la democracia es escoger dentro de un mosaico de partidos y de ideologías diferentes, el centro, la derecha, la izquierda, la social democracia o la cristiana. En fin, opciones. Lo contrario es dictadura o confabulación oscura y siniestra para apoderarse del poder público y del presupuesto gubernamental. Es traición.

Se traiciona a la militancia de un partido porque se traicionan los principios fundamentales, desechándolos y mañosamente asumen la identidad de otro partido y otra ideología. Es el engaño a la ciudadanía. Es el gatopardismo, consciente elucubración. Sorprender es el propósito. Junto con el reparto del botín, como Alí Babá y sus ladrones. Es la confabulación para el reparto de los tesoros: diputados, senadores, puestos públicos a subasta con los ladrones, que han robado el voto popular. Reparto de dineros y prebendas. Manipulación de presupuestos dados a partidos, de los impuestos, para la democracia. Ventajosos y cínicamente abusivos.

Todos lo hacen. PRI y PVEM son una mancuerna. PT, PRD y Convergencia, otra; PAN y PANAL igual. Maniobreros. Aunque argumentan coincidencias ideológicas o de programas o de principios. Justificaciones sobran. El cinismo se exhibe cuando se aprueba la confabulación para tomar el poder público, en la unión, de la mano bajo el pacto de repartirse el botín de la riqueza gubernamental, entre PAN, ubicado en la derecha por los principios del capitalismo privatizador antiestatista; con la izquierda nacionalista socialista y estatizadora de las empresas estratégicas para garantizar la soberanía. Es el proverbio de «El agua y el aceite unidos»; por la ambición del poder. Los intelectuales, supuestos pensadores, se agachan y tapan valores históricos para rabiosamente aplaudir, como Meyer.

Acerca de Adolfo Montiel Talonia

Columnas: La Política

Comentarios Cerrados

Los comentarios están cerrados. No podrás dejar un comentario en esta entrada.