Opinión

Cómo ser regenerado

Regenerar: Volver a generar. Volver a ser. Reparar lo que estaba destruido. Renovación. Renacer.
l término regeneración, como se usa en  las Sagradas Escrituras, significa «ser  otra vez», «ser restaurado» o «nacer de nuevo». El término se aplica al cambio espiritual y moral de la persona, es en verdad un nuevo nacimiento, el ser una nueva criatura (Jn.3:3-7; 1Jn.5:1; 2Co.5:17).

Por tanto, la regeneración es el cambio que Dios obra en el alma cuando le da vida por la fe en Jesucristo. Es la restauración de la imagen moral de Dios en la que el hombre fue creado originalmente. Dicho de otra forma, es la condición de vida por el Espíritu Santo a un alma muerta en sus delitos y pecados. Es la impartición de la vida de Dios lo que nos hace distintos en el sentido espiritual por una suprema calidad moral (Jn.1:12-13; Ef.2:1-10). En tal virtud, la regeneración es obra exclusiva de Dios, quien por medio del Espíritu Santo, infusiona vida al corazón de la persona. Yo puedo ser bueno o aparentar serlo, pero el ser transformado, cambiado y regenerado es obra divina; por tanto necesito aceptar por la fe a Jesucristo como mi único y suficiente Salvador para poder ser engendrado de Dios y ser una nueva criatura (Jn.3:3,7,16; 2Co.5:17).

El diálogo de nuestro Señor Jesucristo con Nicodemo, religioso de religiosos y doctor en el conocimiento de la Ley, deja ver la necesidad del nuevo nacimiento y por tanto de la regeneración (Jn.3:1-16). En este pasaje el Señor Jesús señaló la necesidad más profunda y universal de todos los hombres: un cambio completo y radical en toda su naturaleza humana. El hombre no puede cambiarse a sí mismo, la transformación debe venir de arriba, del cielo, de Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo y por la obra regeneradora del Espíritu Santo (Tit.3:5).

El resultado práctico es un cambio absoluto e integral en la naturaleza, carácter, deseos y propósitos de la persona, quien debe mostrar ese hecho en obras justas (1Jn.2:29), en amor fraternal (1Jn.4:7), en su rechazo al pecado (1Jn.3:9; 5:18) y en su victoria sobre el mundo (1Jn.5:4). ¿Has escuchado decir alguna vez? «Tú no te regeneras ni porque vuelvas a nacer». O algo como esto: «No hay duda, este hombre ha sido regenerado». «Ya no toma, ya no dice groserías, ya dejó la droga, ya dejó su mal vivir».  Querido amigo: Sí es posible ser regenerado. Deja que el Espíritu Santo obre hoy en ti. El Señor Jesús quiere restaurar tu vida. Dios puede regenerar tu corazón. ¡Él quiere hacerlo ahora! ¿Lo quieres tú también?.

Noé Díaz Alfaro es Pastor en la
Iglesia Cristiana Interdenominacional, A.R.
ser@iciar.gob

Acerca de NoeDiaz

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