Opinión

ATISBOS

La futura presidenta y las mujeres

Rafael Cienfuegos Calderón

Por la prevaleciente  impunidad hay en México asesinatos, violencia, violaciones, desapariciones, maltrato y trasgresión de los derechos humanos de las mujeres, ante un gobierno indolente al que no preocupa la situación y menos le interesa cumplir su obligación de proteger y dar seguridad a la población.

De ahí el enojo e indignación de millones de féminas.

Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez quieren convertirse en la primera mujer que goberné el país pero ¿eso es garantía de que habrá justicia, seguridad e igualdad de oportunidades a través de políticas públicas de género?

La respuesta es una incógnita.

Empero el de la próxima presidenta podría no ser un gobierno feminista que responda a los reclamos de millones de mujeres que alzan la voz por libertad, seguridad y respeto si no asume la responsabilidad de atender los problemas por los que viven con miedo y en desigualdad, que limitan su desarrollo e incorporación a actividades económicas y políticas.

Quien sea debe aceptar que diario 10 mujeres son asesinadas con saña, que 7 de 10 ha padecido algún tipo de violencia y 4 de 10 son violadas por su pareja o un familiar, que son secuestradas y/o desaparecidas, juzgadas por practicarse un aborto, victimizadas por las autoridades al presentar una denuncia y que 98% de los delitos quedan impunes.

Ante la violencia de género, convertida en tragedia, las mujeres quieren el compromiso de un plan de gobierno que esté respaldado con voluntad política, presupuesto y mecanismos de acción para hacer obligatoria la declaración de alertas de violencia de género en todos los estados del país ya que solo las hay para 22.

Que la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y las normas del Sistema Nacional  para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres se apliquen adecuada y efectivamente, así como los tratados internacionales firmados por México.

Que sean confiables las instituciones de impartición de justicia para que las víctimas acudan a denunciar los agravios y violación de sus derechos humanos ya que predominan la negligencia, apatía, falta de profesionalización y corrupción que, en conjunto, generan impunidad.

Hasta ahora, ante la indolencia de los gobiernos federal, estatal y municipal el activismo de los movimientos y colectivos de mujeres es lo que ha permitido visibilizar los espacios donde se manifiesta la violencia: familiar, laboral, escolar y comunal y el tipo de violencia: sicológica, física, emocional y económica.

Pero… en tiempos de contienda política la defensa y reivindicación de los derechos de las mujeres, las propuestas y compromisos puede quedar en mera demagogia si el único propósito es ganar votos, pues 52% del Padrón Electoral son mujeres.

Acerca de Juan Carlos Machorro

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