Opinión

ATISBOS

De ganar la elección del 2024, Claudia Sheinbaum estará obligada a cumplir los encargos y pendientes que recibirá de herencia, a lo que se comprometió con el presidente que la eligió. A no ser, que… se arriesgue a hacer algo diferente con el gobierno del cambio y la “supuesta” transformación aunque ello afecte la relación con su mentor.

En la lista están: reformar el Poder Judicial, garantizar la permanencia de las Fuerzas Armadas en las calles, elevar la calidad del sistema de salud a niveles del primer mundo, combatir la corrupción, concluir e impulsar los megaproyectos, dar vigencia a la austeridad, fortalecer los canales de comunicación con blogs, redes social y la conferencia mañanera.

Como candidata presidencial del jefe del gobierno federal y su partido está forzada a afirmar que dará continuidad al proyecto político de la Cuarta Transformación que se quiere imponer al “pueblo”, porque esa fue una condición impuesta.

Ello implica para Sheinbaum enfrentar la disyuntiva de mantenerse leal con los intereses políticos de su maestro y consejero, lo que sería más pan con lo mismo, o atreverse a darle un giro a la transformación con cambios que hagan la diferencia del gobierno que pretende encabezar.

Si lo segundo es el caso, posiblemente algo se vislumbre en el proyecto de gobierno que trabajará con Juan Ramón de la Fuente –salud-, Omar García Harfuch –seguridad-, Javier Corral –corrupción-; y Arturo Zaldívar –justicia-. Pero si todo sigue igual, de nada le servirá tener en su equipo gente de probada capacidad y experiencia.

El reto para la candidata más aventajada en la carrera presidencial es mayúsculo, porque el gobernante en turno dejará una herencia “negra”.

Desorden en el sistema de salud: se eliminó el Seguro Popular que atendía a los más desfavorecidos del “pueblo” para crear el fallido Instituto de Salud del Bienestar (Insabi) que hoy es sustituido por el IMSS-Bienestar, y se rompió la cadena de suministro de medicamentos que hizo crisis con el desabasto por el que millones de recetas se han dejado de surtir, y una super farmacia que está en proyecto.

Fracaso en seguridad: bajo la “estrategia” de abrazos, no balazos han ocurrido más de 164 mil asesinatos violentos contabilizados oficialmente en los últimos cinco años, los feminicidios están imparables, las desapariciones forzadas y la extorción van en aumento, y un crecimiento desmedido de elementos del ejército, marina y Guardia Nacional que suman ya 175 mil.

Sin resultados positivos contra la corrupción: más de nueve mil millones de pesos del erario público desaparecieron en la empresa paraestatal Seguridad Alimentaria Mexicana (Sagalmex) durante la dirección de Ignacio Ovalle Fernández, exjefe y amigo del presidente que está libre y fuera de sospecha.

Confrontación con el Poder Judicial: está en la mira para someterlo a una reestructuración y que los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), magistrados y jueces de los tribunales de la federación sean electos por voto directo del “pueblo”, además de la desaparición de 13 fideicomisos para apropiarse 15 mil 400 millones de pesos.

Si es que gana la presidencia de la República ¿Sheinbaum se atreverá a  crear un modelo diferente e innovador de atención a la salud?, ¿regresaría a las fuerzas armadas a los cuarteles?, ¿estaría dispuesta a erradicar la impunidad y aplicar la ley a funcionarios deshonestos?, ¿respetará la división de los poderes de la Unión, Ejecutivo, Legislativo y Judicial?

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