Opinión

ATISBOS

Educación superior y universidades “patito”

Rafael Cienfuegos Calderón

El gobierno de la transformación le apuesta a la “mediocridad” de la educación superior con la improvisación de 140 sedes de las Universidades para el Bienestar que preparan profesionistas para atender las necesidades y problemas de las zonas marginadas del país. Estas universidades “patito”, porque la mayoría carece de registro y la validez de planes de estudio no está plenamente acreditada, recibirán este año, no obstante, un presupuesto de mil 89 millones de pesos. La calidad de la educación y la excelencia académica es lo de menos. A la 4T lo que le importa es dar cabida sin examen de admisión a los jóvenes que quieran estudiar una licenciatura tengan buena, regular o mala calificación previa. ¿Para qué impulsar instituciones de educación superior de reconocido prestigio nacional e internacional como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Universidad de Guadalajara  (UdeG) o el Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) si las universidades del gobierno del cambio recibe a quienes no aprueban el examen de admisión en instituciones públicas, son 100% gratuitas y otorgan becas? Dice su líder que la Cuarta Transformación está democratizando la educación superior (¿aunque sea mediocre?) y por eso seguirá con la apertura de más planteles (la meta del sexenio son 200). Ese proyecto de educación puede ser responsable, por improvisado, de la formación de profesionistas preparados ideológicamente pero con deficiencias de conocimientos para responder a las exigencias del mercado de trabajo, que los pondría en riesgo de incorporarse al ejército de desempleados; en consecuencia, habrá nuevas generaciones de jóvenes defraudados, frustrados y resentidos. Y como para la improvisación no hay límite, es posible que en la visión de María Elena Álvarez-Buylla, directora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), enemiga de la “ciencia neoliberal”, este la idea de abrir en esas universidades posgrados y evitar que los egresados caigan en la tentación de estudiar una maestría o doctorado en alguna institución del extranjero porque “eso es como comer comida chatarra”. La evaluación que hizo el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) al programa 100 Universidades para el Bienestar Benito Juárez García en 2019, destaca que no todos los planes de estudio tienen  certificación y validez oficial, falta de documentación del procedimiento para ejecutar obras en las sedes educativas, y poca claridad en los criterios para asignar más de 75% del presupuesto a los proyectos.

 

Acerca de Juan Carlos Machorro

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