Opinión

ATISBOS

Interés, lealtad, obediencia o sumisión ante el jefe máximo
Rafael Cienfuegos Calderón

El Ejército y la Armada de México son las instituciones del gobierno de mayor prestigio y confianza entre la población desde hace varios sexenios. Están arriba de la Presidencia de la República y no se diga de los cuerpos policiales, el Poder Legislativo (senadores y diputados federales), los sindicatos y partidos políticos, aunque se les ha involucrado en hechos de corrupción y violación de derechos humanos. Sobre el Ejército Mexicano el artículo 129 de la Constitución federal establece que en tiempo de paz ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que las que tengan exacta conexión con la disciplina militar. A pesar de su específica tarea, en los gobiernos de Calderón Hinojosa y Peña Nieto se les empleó, junto con la Armada de México, cuya misión es proteger al país de cualquier agresión externa usando el poder naval de la federación, y ayudar a la conservación de la paz interna, para combatir al crimen organizado y los cárteles de drogas. Y con la llegada del gobierno del cambio sus tareas se ampliaron, al grado de convertirse en una institución “multiusos”. Ahora elementos del Ejército y la Marina realizan como parte de la Guardia Nacional trabajo de policía de seguridad pública, vigilan las fronteras norte y sur y detienen migrantes, combaten el huachicol, escoltan pipas de Pemex, construyen cuarteles a la guardia y oficinas del Banco del Bienestar, custodian el traslado del dinero de programas sociales, distribuyen fertilizantes, apoyan los programas Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el futuro, trabajan en las obras del aeropuerto en Santa Lucía, tienen a su cargo dos tramos del Tren Maya, remodelan 32 hospitales inconclusos, apoyan la atención de la pandemia y fabrican uniformes médicos, y tienen el control de los puertos y aduanas, independientemente de implementar el Plan DN3 de contingencias por fenómenos naturales ¿Por qué tanto? La respuesta sería por lealtad y acatamiento de las órdenes del jefe máximo de las Fuerzas Armadas (el Presidente). Pero el desgaste que implica lo anterior para el prestigio del Ejército y la Marina, abre la sospecha de que hay un interés mayor. ¿Qué será?

Acerca de Juan Carlos Machorro

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