Opinión

ATISBOS

El propósito del Presidente lo podría desvirtuar Trump
Rafael Cienfuegos Calderón
Lo que se cuestiona del viaje del Presidente a Estados Unidos los días 8 y 9 es que ocurre cuando Donald Trump, el candidato, va abajo en las preferencias electorales por la reelección, y que innecesariamente se arriesgue a ser utilizado  políticamente porque con lo desbocado e impredecible que es el Presidente de Estados Unidos no hay que descartar que presente a su huésped mexicano como un aliado. También, que este sea resultado de una decisión unilateral, no de un acuerdo conjunto, porque a unas horas de que Trump expresara en Arizona, al supervisar el avance del muro, su deseo de darle las gracias y afirmar “creo que vendrá a Washington bastante pronto, a la Casa Blanca”, y días antes de recibir la invitación oficial, el Presidente ya había decidido sí viajar. En los cuestionamientos no hay la idea de que vaya a vender la Patria ni que se pondrá a las órdenes de Trump, como dejó entrever en la mañanera al soltar “no soy un vende patrias” y que se pueden mantener el decoro y dignidad con los Estados Unidos al tiempo que la soberanía e independencia nacionales. Tampoco se cuestiona que cumpla con una de sus obligaciones como jefe del Estado, mantener relaciones políticas y de gobierno con sus homólogos cuando así lo demanden asuntos bilaterales o multilaterales, pero sí, que en este caso, cuando Trump juega las posiciones de presidente y candidato, se pretexte para el viaje la entrada en vigor del nuevo tratado comercial siendo que ya tenía como fecha de inicio el 1 de julio. ¿Por qué no ir después de las elecciones de noviembre? Aunque la Secretaría de Relaciones Exteriores haga circo, maroma y teatro para evitar que se juzgue intromisión en el proceso electoral norteamericano, será difícil que lo logre, pues el problema de las buenas intenciones está en la percepción. Y, por el viaje, el Presidente está dispuesto a hacerse la prueba del Covid-19, si el protocolo de la reunión con Trump lo exige, aunque siempre la había rehuido porque, dice, ha aprendido  de las exposiciones, de las clases, de las ponencias magistrales del doctor Hugo López-Gatell, que hay que hacerse la prueba cuando uno tiene dolor de cabeza, tos seca, calentura y dolor de cuerpo.

Acerca de Juan Carlos Machorro

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