Opinión

AMLO a batalla del PRD

Andrés Manuel López Obrador acreditó el pasado domingo su facilidad política para acabar con acuerdos, arrinconar a los contrarios y a los aliados y para presionar los tiempos políticos, siempre con la ventaja que le brinda el encontrarse fuera de las responsabilidades partidistas o públicas. El tabasqueño entendió a la perfección que, una espera aún larga para determinar de acuerdo a las encuestas al candidato de la izquierda, sería dar ventajas irreversibles al grupo que ideológicamente capitanea Manuel Camacho. Así, desde la plaza del zócalo capitalino puso en marcha no una campaña mas por la Presidencia de la República, sino una batalla interna en el PRD para determinar más que una candidatura, el rumbo de la oferta que se hará a la población en las elecciones del 2012. López Obrador no rompió lanzas con nadie, pero es evidente que se colocó de frente al grupo de Jesús Ortega y de Manuel Camacho y que envió una advertencia muy clara, para Marcelo Ebrard. No habló de las alianzas, pero sus aliados cuestionaron el colaboracionismo de la actual dirigencia perredista. López Obrador se colocó a la cabeza de los candidatos, a sabiendas de que deberá pagar el costo de su estrategia, pero en el entendido de que, en los sectores duros de la izquierda, tiene mucho más que cosechar que sus rivales. Y para que se entienda bien a bien el tipo de mensajes, habría simplemente que recordar que en el mitin, ante las ausencia de los supuestos ideólogos como Manuel Camacho, apareció Enrique González Pedrero, no sólo político, ideólogo e historiador, sino un estratega y ex suegro de Camacho. López Obrador se prepara para la gran batalla en el seno de los grupos de la izquierda. Y es posible que a pocos les agrade la actitud asumida, pero es obvio que el tabasqueño está listo para las confrontaciones. Y ello significa que hará frente a quienes suponen que pueden, sin más, mandarlo a la jubilación política. A partir del domingo, las alianzas del PRD con el gobierno y el PAN quedan entrampadas. Y dependerán en buena medida, de lo que López Obrador considere que es conveniente para su campaña. Y ello nos conduce al Estado de México. Y es posible que en el ánimo de López Obrador, un triunfo del PRI sea menos costoso que una victoria de una posible alianza. Las razones son sencillas de entender. La derrota fortalecería su posición dentro de la izquierda, en tanto que una victoria de los aliancistas sería restar votos y posibilidades para su plataforma. Y ese criterio será el que se aplique desde ahora, a toda la actividad política en la que el tabasqueño encuentre algún tipo de interés político… Hace una semana, en Querétaro, José Calzada rindió su primer informe de gobierno. Y ello no tendría mayor importancia si no fuera por el llamado que se realizó en el evento y ante quienes se llevó al cabo. Calzada habló ante gobernadores electos representantes de las alianzas. Y su llamado fue en favor de un trabajo “todos unidos”, más allá de partidos y visiones políticas, y no se requiere de mucho para entender que ese llamado tenía a Los Pinos como principal convocado. Y con políticos electos representantes de otros partidos ajenos al PRI, la convocatoria no deja de llamará la atención… Pero no fue el único llamado importante en ese evento. Manlio Fabio Beltrones, líder de los senadores del PRI, recordó que a los priístas, “cualquier alianza externa” les hace daño, “si no hay una alianza interna”. Y se acepte o no, esto tiene que ver con las elecciones del año próximo. En las que el priísmo podría verse tentado a la división… El asunto del SME se ha convertido en un festival de errores. El gobierno con Javier Lozano, titular del Trabajo, se lanzó de lleno a la desaparición del sindicato de electricistas. Pensó que acabar con Luz y Fuerza del Centro no requería más que determinación y fuerza. Pero las cosas no salieron como se había pensado. Ahora hay intentos de negociación que en pocas palabras dicen que la estrategia oficial fracasó. Y si ello es así, el gran perdedor no es otro que el propio Lozano, quien realizó una apuesta política por demás fuerte en este caso y podría perder mucho más de lo que puede observarse a simple vista.

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