Opinión

¡Robaron su cuerpo!

Hace cinco días, según versión oficial, fue muerto Heriberto Lazcano Lazcano, líder de “Los Zetas”, por elementos de la Marina Armada de México. Pero también versión del gobierno afirma que un comando fuertemente armado robó el cuerpo “delazca”, identificado así; sin presentar ninguna prueba indubitable más que su propio dicho. Lo único cierto es que no existen evidencias de tal afirmación.
Este suceso triste y lamentable entre muchos que a diario suceden en nuestro país, me hace recordar otra versión oficial de hace cerca de dos mil años. Dice el Santo Evangelio según San Mateo, que al día siguiente que Jesús fue crucificado y sepultado, “se reunieron los principales sacerdotes y los fariseos ante Pilato, diciendo: Señor, nos acordamos que aquel engañador dijo, viviendo aún: Después de tres días resucitaré. Manda, pues, que se asegure el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vengan sus discípulos de noche, y lo hurten, y digan al pueblo: Resucitó de entre los muertos. Y será el postrer error peor que el primero. Y Pilato les dijo: Ahí tenéis una guardia; id, aseguradlo como sabéis. Entonces ellos fueron y aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y poniendo la guardia.
“Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María, a ver el sepulcro. Y hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó sobre ella. Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve. Y de miedo de él los guardas temblaron y se quedaron como muertos. Más el ángel respondiendo dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor. E id, pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí, os lo he dicho. Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas a los discípulos, he aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron. Entonces Jesús les dijo: No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán. Mientras ellas iban, unos de la guardia fueron a la ciudad, y dieron aviso a los principales sacerdotes de todas las cosas que habían acontecido. Y reunidos todos los ancianos, y habido consejo, dieron mucho dinero a los soldados, diciendo: Decid vosotros: Sus discípulos vinieron de noche, y lo hurtaron, estando nosotros dormidos. Y si esto lo oyere el gobernador, nosotros le persuadiremos, y os pondremos a salvo. Y ellos, tomando dinero, hicieron como se les había instruido. Este dicho se ha divulgado entre los judíos hasta el día de hoy” (Mt.27:62-66; 28:1-15).
¡Robaron su cuerpo! Esta fue la versión oficial de hace dos mil años. Sin embargo, a diferencia de lo acontecido hace cinco días, el cuerpo de Jesús no fue robado, sino que Jesús verdaderamente ¡resucitó de entre los muertos! Tal como Él mismo lo había dicho.
A diferencia de ahora, el Señor se presentó vivo a María Magdalena, a sus discípulos y a más de quinientos hermanos. Comió y caminó con ellos, les dio mandamientos por el Espíritu y ascendió a los cielos en presencia y a vista de ellos. Y hoy, como dice la Escritura, está sentado a la diestra de Dios intercediendo por nosotros.
La resurrección del Señor Jesucristo es la base de la predicación apostólica del primer siglo, el fundamento de nuestra fe cristiana y la piedra angular en la que descansa su verdadera iglesia. Si Cristo no hubiera resucitado vana sería nuestra fe, aún seguiríamos en nuestros delitos y pecados y seríamos los más dignos de conmiseración de todos los hombres. ¡Más ahora Cristo ha resucitado de los muertos, primicias de los que durmieron es hecho!
A diferencia de la versión oficial de ahora, existen múltiples evidencias de que el cuerpo de Jesús no fue robado por los discípulos, como sostuvieron los principales sacerdotes y los fariseos en complicidad con la guardia romana y Pilato. La tumba vacía, los lienzos y el sudario en los que fue envuelto su cuerpo, el testimonio de los ángeles, de las mujeres, de sus discípulos, de más de quinientos hermanos que le vieron y de millones y millones que hoy día han sido tocados y transformados por Él; así como múltiples señales, milagros y maravillas coronan las evidencias que a diario lo confirman: ¡Cristo vive!
Dice la Biblia “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación” (Ro.10:9-10). ¿Queréis hacerlo? ¡Hazlo ahora! ¡Hazlo ya!
Noé Díaz Alfaro es Pastor en la
Iglesia Cristiana Interdenominacional, A. R. ser@iciar.org

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