Notas

Lo cotidiano con clase

 

Nada más fue un retraso de cinco años, pero fínalmente, el gobierno del Distrito Federal,  publicó el Reglamento de la Ley de Residuos Sólidos. Se pretende reducir la generación  de residuos sólidos y convertir a la ciudad de México, en la más limpia y menos contaminada del mundo.

Seguramente  esa fue la visión y el ánimo, en el año de 2003, de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, al aprobar la Ley de Residuos Sólidos que entró en vigor un año despúes sin poder operar las multas a los infractores, por carecer del reglamento respectivo.

La normatividad, recien publicada en la Gaceta capitalina, contempla sanciones económicas que pueden ir de los 10 y hasta los mil salarios mínimos por diversas violaciones a dicha ley y penas corporales de hasta 36 horas de arresto para  quienes   incumplan   el  reglamento.

Si  no se quiere tener  problemas graves y hacerse acreedor a una sanción, hay que acostumbrarse, de inicio, a separar los residuos sólidos en orgánicos- que se subclasifican en jardinería, preparación y consumo de alimentos—y los inorgánicos en vidrio, papel, plásticos, aluminio, cerámicas, artículos de oficina y electrónicos.

No cumplir la primera vez con esta disposición,  no  pasa más allá de una amonestación  de la autoridad delegacional. Ha, pero sí hay reincidencia, entonces se aplicará una multa de 10 a 150 salarios mínimos.

También se deberá evitar  tirar la basura en parques, jardines, áreas naturales y de conservación ecológica. Verter residuos en  coladeras o en cuerpos de agua, tirar animales muertos en la vía pública, así como el cascajo cuando se realizan obras de construcción o remodelación de inmuebles.

Las personas que esperan que llegue la noche para convertir en tiraderos clandestinos de basura  la esquina, el jardincito,  la  banqueta más próxima al domicilio o el terreno baldío, que aunque en menor medida,  todavía hay en el Distrito Federal, se harán acreedores a una sanción de 150 a mil salarios mínimos.

Las empresas generadoras de basura que no paguen lo establecido en el Código Finaciero del Distrito Federal recibirán una multa de 150 a mil salarios mínimos y tendrán que establecer un programa de manejo de los residuos sólidos, mismo que deberán inscribir en un plazo de 180 días hábiles, para que el gobierno  capitalino lo autorice.

Encargadas de aplicar las sanciones serán las secretarías de Obras y la de Medio Ambiente, las 16 delegaciones políticas, quienes podrán solicitar el apoyo de la fuerza pública capitalina para conducir a los infractores al Centro de Sanciones Administrativas y de Integración Social adscrito a la Subsecretaría del Sistema Penitenciario del Distrito Federal, en tanto no se cuente con sitios específicos donde remitirlos.

La aplicación de las multas para los cochinones que no entiendan de razones y piensen que las cosas seguirán igual que antes, tendrán todavía unos meses más de gracia. Pero cuidado, mucho cuidado, porque a partir del 2 de enero del 2009,  comenzarán a surtir efecto las sanciones económica y el arresto por 36 horas.

A un lustro de aprobada la Ley de Residuos Sólidos y  con su reglamento vigente, seguramente  las autoridades encabezadas por  Marcelo Ebrard, tuvieron el tiempo suficiente  para aplicarse y  por toda la ciudad, aparecerán contenedores debidamente señalizados.

Y por calles, ejes viales, viaducto, circuito interior, periférico y segundo piso, deberían circular  modernas unidades  recolectoras de  residuos sólidos y  tener ya, un nuevo relleno sanitario que substituya el Bordo Poniente que funcionó durante 20 años y que cerrará el 15 de enero próximo. 

Sería incongruente e inaceptable políticamente, pedirles a millones de habitantes de esta gran metrópoli, resignarse a esperar que transcurran otros cinco años, para darles respuesta adecuada al gran esfuerzo de sus habitantes  en beneficio de nuestra gran ciudad.

 

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