Notas

Agotado el optimismo

 

La realidad se ha impuesto y el optimismo del gobierno federal se ha derrumbado estrepitosamente. La situación económica está a punto de alcanzar un nivel muy conocido por los mexicanos. Y los discursos oficiales no serán suficientes para contener los problemas que se avecinan. El problema de la crisis radica en el punto crítico de la confianza. El Presidente Felipe Calderón le apostó al lado equivocado de la mesa y, ahora, sus llamados a la tranquilidad podrían no alcanzar los objetivos deseados. No es necesario un análisis profundo para entender que el frente de batalla es enorme y muy complejo. Primero, la promesa de Calderón en torno a que el país no enfrentaría jamás una nueva crisis económica. Y ese discurso se presentó justo cuando los indicadores establecían el riesgo de que, en Estados Unidos, se registrara un colapso. Después, la Secretaría de Hacienda despreciando las señales y convirtiendo en «catarrito» un problema que en estos momentos, ha puesto a prácticamente todo el mundo, contra la pared. Carlos Slim como abanderado de todos los hombres del dinero no sólo en el país, sino a nivel internacional, con un mensaje en torno a la «crisis más seria desde el ’29», con lo que se cuestionaba no el inicio del problema que nos es ajeno, sino la falta de reacciones del gobierno ante las primeras señales de la crisis. Y finalmente, un Congreso que, con la ley en la mano, simplemente le ha dejado ver al gobierno que su proyecto de presupuesto para el año próximo, presentado hace apenas un par de semanas, está por decirlo de alguna manera, muerto, ya que sus cimientos simplemente no se ajustan a la realidad. El escenario es por demás serio. Y esto tendrá efectos políticos muy importantes. Sería por demás sencillo recordar los discursos del panismo como oposición, en torno a las crisis financieras bajo los gobiernos priístas. O sobre las devaluaciones. Ahora, el peso está en la lona y la crisis apenas inicia. La mezquindad política que en el pasado emplearon para alcanzar el poder, será ahora, se quiera o no, algo a recordar en las elecciones del año próximo…

Por cierto, las elecciones en Guerrero del domingo pasado dejan ver muchas cosas que habrá que tener en cuenta para el futuro. Primero, los perredistas están muy lejos de tener respeto, todos, por Andrés López. Es más, hay quienes están dispuestos a ir a la guerra en contra del tabasqueño. Después, los priístas en contraparte, están dispuestos, al menos por el momento, a jugar todos, o al menos la gran mayoría, en el mismo equipo. Al mismo tiempo, el partido de Felipe Calderón al menos en Guerrero, no tiene cuadros importantes ni apoyo electoral, lo que se tradujo en una nueva derrota para la dirigencia blanquiazul. Del mismo modo, no debe olvidarse que, a buena parte de la ciudadanía en Guerrero, las elecciones no les provocaron otra cosa que indiferencia. Y todos estos mensajes son apenas la parte inicial del proceso que culminará a mediados del año próximo con la renovación de la Cámara de Diputados y seis gubernaturas… Y en este juego y rejuego electoral, poco se ha tomado en cuenta que uno de los gobiernos que estarán en juego es la de San Luis Potosí y que, en esta entidad, como parte del proceso panista para seleccionar a su candidato, está formado como aspirante Francisco Javier Salazar. Para quienes lo han olvidado, este señor fue secretario del Trabajo con Vicente Fox. Y se acepte o no, tiene cuando menos responsabilidad moral en el asunto de la tragedia de la mina de Pasta de Conchos. Resulta cuando menos, ofensivo de parte de los panistas que acepten como posible candidato al gobierno potosino, a un político que no ha explicado nada de nada, en torno a una crisis que se inició con la tragedia, pero que llevó al gobierno de Fox a imponer, por medio de falsedades de todo tipo, a un líder espurio en el Sindicato Minero. Son tantos los puntos que no se han explicado en este caso y tantos los riesgos políticos, que el que Salazar figure sólo como aspirante a la candidatura, es ya, un acto de provocación de parte de los panistas. Y claro está, un exceso muy peligroso de soberbia. Por más que se quiera alegar que «el asunto legalmente» está resuelto… Y lo sucedido en el Estado de México, con el asesinato de un alcalde, pone en el tablero una ficha que no se quiere tener en cuenta, que no es otra que la presencia real de la violencia derivada del narcotráfico en esa entidad, a pesar de los discursos del gobernador en sentido contrario. La situación es muy seria y, dígase lo que se diga, la crisis podría alcanzar niveles especiales en poco tiempo… No pierda de vista el accionar de Santiago Creel. El senador panista, ahora sin ligar oficiales con Los Pinos, asume una actitud de cierta autonomía que, por supuesto, forma parte de un proyecto político que, para nada, tiene que ver con las ideas del grupo de Felipe Calderón. Y ni el momento ni el escenario podrían ser mejores para el proyecto del legislador.

 

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