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Valores nacionales

Las reformas estructurales y las de las leyes secundarias y demás normas y acuerdos, correspondientes, y las que siguen, por sí solos no alcanzan para la transformación que el país requiere de acuerdo con las metas, los objetivos y los propósitos del régimen que encabeza Enrique Peña Nieto, Presidente de la República.

Como el propio Presidente ha señalado, se requiere de un esfuerzo de Estado, es decir de todos, gobernantes y gobernados. Si ese esfuerzo no es aplicado de manera conjunta, decidida, responsable, a las tareas que demanda el progreso de México, mucho de cuanto se haga con la mejor intención, será vano. Seguiremos en espera de la patria justa, equitativa, a la que aspiramos.

Calificadoras internacionales otorgan un mejor rango a nuestro país merced a lo que hasta ahora se ha realizado. Moody’s, Standard and Poor’s, Fitch Ratings, mejoran la calificación con beneficios que sólo aprecian los enterados. Sin embargo, esa consideración sólo impacta uno de los aspectos en juego al decidir destino para las inversiones internacionales. Los operadores financieros, empresariales, del mundo, llevarán los fondos que operan a lugares que garanticen rentabilidad y seguridad, derivadas de factores como certeza jurídica, eficacia gubernamental, infraestructura suficiente y eficiente, vocación, capital humano. Si bien el respeto a los derechos humanos no pareciera importar mucho a los dueños del dinero que dan prioridad a la ganancia, es cuestión a atender a la vista de las convenciones internacionales.

Países que pudieran salir adelante sin el concurso de valores universales es sueño de iluminados, sobre todo cuando se trata de aquellos que no disponen de recursos suficientes para la satisfacción de su pueblo. El aislamiento, la autarquía, es ideal de ilusos que pasan por alto cuestiones como ciencia, conocimiento, recursos naturales, tecnología, comunicaciones, transportes, capital, seguridad, dinero, poderío militar, medio ambiente.

La Albania socialista muchos años vivió en un aislamiento que le apartó de satisfactores indispensables para sostener una calidad de vida acorde a los tiempos. Sus pretensiones de instituirse en algo así como un castillo de pureza (ideológica), en un mundo en transformación continua, le infligió costos que con ingentes esfuerzos ha superado. Distinto el caso de China que desde una posición diferente trascendió la muralla para integrarse a un mundo vinculado y vinculante, por el cual transita con el éxito reconocido.

México vivió en un aislamiento, relativo, en cuanto a procesos económicos que demandan universalidad. Se superó cuando se integró, en 1986, al Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio, GATT, al que siguieron el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, TLC, primero, y después otros similares. A partir de allí se ha trabajado para conseguir una calidad de país superior con capacidad para proveernos de mejores formas de vida. Es aspiración pendiente.

El gobierno de Enrique Peña Nieto es congruente con esos objetivos pero, dije antes, las reformas por sí solas no nos llevarán al mundo para el cual se trabaja. Hace falta más por parte de los actores todos. Hace falta una promoción y cumplimiento, reales, de los valores nacionales que acompañen a los esfuerzos legislativos realizados en el arranque del régimen. Valores que cancelen, de una vez y para siempre, casos como los de Oceanográfica y la línea dorada del Metro.

Acerca de Hector Villar Barranca

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