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Plomo, metal mortífero

El plomo es tan nocivo para la salud que en primer término, se propuso eliminarlo de gasolinas (actualmente solo 6 países persisten en utilizarlo en esos combustibles) y ahora, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) han unido esfuerzos para eliminarlo definitivamente de las pinturas para el 2020.

De acuerdo con estudios de campo de la OMS, la exposición de niños al plomo deja cada año, 600 mil nuevos casos de discapacidad intelectual, así como 143 mil muertos.

Alrededor de la mitad de la carga de morbilidad asociada a la intoxicación por plomo se concentra en la región de Asia Sudoriental, en tanto que la región del Pacífico Occidental y región del Mediterráneo Oriental acaparan una quinta parte cada una.

Para alertar del problema, la OMS llevó a cabo del 20 al 26 de octubre, la Semana internacional de prevención de la intoxicación por plomo; su tema fue: “Eliminar la pintura con plomo”. Y el Lema: “Por un futuro saludable, no más plomo en la infancia”.

La unión de la OMS y PNUMA sirvió para crear la Alianza Mundial para Eliminar el Uso del Plomo en la Pintura, cuya primer meta es que para el 2015, al menos, 70 países hayan eliminado ese metal en las pinturas y para el 2020, el resto de los Estados miembros de la ONU.

FUENTES DE VÍAS CONTAMINACIÓN
Entre las principales fuentes de contaminación ambiental destacan explotación minera, metalurgia, actividades de fabricación y reciclaje y, en algunos países, el uso persistente de pinturas y gasolinas con plomo.

Más de tres cuartes partes del consumo mundial de plomo corresponden a la fabricación de baterías de plomo-ácido para vehículos automotores. Sin embargo, este metal también se utiliza en muchos otros productos, como pigmentos, pinturas, material de soldadura, vidrieras, vajillas de cristal, municiones, esmaltes cerámicos, artículos de joyería y juguetes, así como en algunos productos cosméticos y medicamentos tradicionales.

También puede contener plomo el agua potable canalizada a través de tuberías de plomo o con soldadura a base de este metal. En la actualidad, buena parte del plomo comercializado en los mercados mundiales se obtiene por medio del reciclaje.

El plomo es un metal tóxico presente de forma natural en la corteza terrestre y su uso generalizado ha dado lugar, en muchas partes del mundo, a una importante contaminación del Medio Ambiente, un nivel considerable de exposición humana y graves problemas de salud pública.

Las personas pueden verse expuestas a dicho metal en su puesto de trabajo o en su entorno, principalmente a través de la inhalación de partículas de plomo generadas por la combustión de materiales que contienen este metal (por actividades de fundición, reciclaje en condiciones no seguras, decapado de pintura con plomo o utilizar gasolina con plomo).

La ingestión de polvo, agua o alimentos contaminados (por ejemplo, agua canalizada a través de tuberías de plomo o alimentos envasados en recipientes con esmalte de plomo o soldados con este metal).

Otra posible fuente de exposición al plomo es el uso de determinados productos cosméticos y medicamentos tradicionales.

EFECTOS DE LA INTOXICACIÓN
Los niños con desnutrición son más vulnerables al plomo porque sus organismos tienden a absorber mayores cantidades de este metal en caso de carencia de otros nutrientes, como calcio. Los grupos expuestos a mayor riesgo son los niños de corta edad (incluidos los fetos en desarrollo) y los pobres.

El plomo tiene graves consecuencias en la salud de los niños. Si el grado de exposición es elevado, ataca cerebro y sistema nervioso central, pudiendo provocar coma, convulsiones e incluso, muerte. Los infantes que sobreviven a una intoxicación grave pueden padecer diversas secuelas, como retraso mental o trastornos del comportamiento.

Se ha comprobado además que en niveles de exposición más débiles sin síntomas evidentes, antes considerados exentos de riesgo, el plomo puede provocar alteraciones muy diversas en varios sistemas del organismo humano. En los niños afecta, en particular, al desarrollo del cerebro, lo que a su vez entraña una reducción del cociente intelectual, cambios de comportamiento -por ejemplo, disminución de la capacidad de concentración y aumento de las conductas antisociales- y un menor rendimiento escolar.

La exposición al plomo también puede causar anemia, hipertensión, disfunción renal, inmunotoxicidad y toxicidad reproductiva. Se cree que los efectos neurológicos y conductuales asociados al plomo son irreversibles.

Una vez dentro del cuerpo, el plomo se distribuye hasta alcanzar el cerebro, el hígado, los riñones y los huesos, y se deposita en dientes y huesos, donde se va acumulando con el paso del tiempo. El plomo almacenado en los huesos puede volver a circular por la sangre durante el embarazo, con el consiguiente riesgo para el feto.

Producción y consumo

La producción minera de plomo en 2012 ascendió 5.2 millones de toneladas y el consumo superó los 10 millones de toneladas. El déficit se cubre con el reciclaje del metal. Los países que más plomo extrajeron de sus minas son: China, 55 por ciento; Australia, 19; Estados Unidos, 7; México, y Perú con 5 por ciento cada uno.

Las diversas empresas mineras que operan en México, extrajeron un total de 238 mil toneladas de plomo en 2012, lo que significó un crecimiento del 6 por ciento con respecto a 2011.

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