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Aniversario del filósofo Abu Nasr Al-Farabi

Este año Kazajstán, bajo los auspicios de la UNESCO celebra el 1150 aniversario del gran científico y filósofo oriental Abu Nasr Al-Farabi (870-950 D.C.)

El gran pensador de Oriente Al-Farabi nació en Otrar conocido ahora como el Distrito de Farab en el año 870 D.C., su nombre completo es Abu Nasr Muhammad ibn Muhammad ibn Tarjan ibn Uzalag Al-Farabi at-Turki. La palabra “Tarjan” en su nombre indica que el filósofo pertenece a una familia privilegiada y la expresión “at-Turki” indica que era de origen túrquico.

Al-Farabi es uno de los mayores representantes de la filosofía oriental medieval, es autor de comentarios sobre las obras de Aristóteles (de ahí su apodo honorífico “El segundo maestro”) y Platón. Sus obras influyeron en Ibn Sina, Ibn Bayyah, Ibn Tufail, Ibn Rushid, así como en la filosofía y la ciencia de la Europa occidental medieval.

Al-Farabi nació en el área de Farab (Otrar moderno, sur de Kazajstán), donde el río Arys desemboca en el Sir Daria, en aquella época la ciudad era un importante centro político, comercial y económico. Según la leyenda, poseía una enorme biblioteca, sólo superada en tamaño por la de Alejandría, su creación se atribuye a Al-Farabi.

En Kazajstán, una de las instituciones educativas más grandes lleva su nombre, la Universidad Nacional de Kazajstán, ubicada en la ciudad de Almaty, la cual tiene también la Biblioteca de Al-Farabi.

En muchas ciudades de Kazajstán, hay calles que llevan su nombre y se han erigido monumentos en las ciudades de Almaty, Shymkent y Turkestán.

En Damasco, Kazajstán financió la construcción de un museo-mausoleo y un centro etnocultural en el cementerio de Abu Nasr Al-Farabi.

En agosto de 2019, se inauguró en Estambul una casa-museo etnográfica que lleva el nombre de Al-Farabi, cuya inauguración se programó para coincidir con la celebración de su 1150 aniversario.

En las principales universidades de Turquía, Jordania, Italia, China, Egipto, Bulgaria y otros países se han abierto centros de investigación y educación de Al-Farabi que están funcionando con éxito.

Los pocos datos biográficos sobre Al-Farabi se han obtenido gracias a los escritos de autores medievales como “Fuentes de información sobre las clases de médicos” de Ibn Abi Usaibia, “Mensajes sobre científicos y sabios” de Al-Qifti y “Fechas de fallecimiento de personajes famosos e información sobre los hijos del tiempo” de Ibn Khallikan.

En su juventud, Al-Farabi tuvo la oportunidad de familiarizarse con los tesoros de la biblioteca de Otrar, la más rica en aquellos tiempos y la segunda en el mundo en cuanto a cantidad de libros y manuscritos (después de la famosa colección de libros de Alejandría), probablemente desde entonces despertó en él una insaciable sed de conocimiento. Cuando era un joven de 20 años dejó su tierra natal y se apresuró a viajar al Medio Oriente, su objetivo era visitar los mayores centros de vida intelectual y cultural del califato árabe, como Bagdad, Damasco, El Cairo, Alepo y otros; después de largos viajes se instaló en Damasco, donde recibió la ayuda y el respeto del entonces gobernante, Seif-ad-Daul bin Hamdani.

Como un verdadero sabio, Al-Farabi vivió con un mínimo de comodidades y privilegios, pasando la mayor parte del día escribiendo sus tratados y sabias conversaciones junto a la piscina o en el jardín sombreado.

Al-Farabi murió en el año 950 D.C. a la edad de ochenta años, fue enterrado en el “cementerio de los reyes” Bab al-Saghir en Damasco dejando un rico patrimonio cultural. Según la leyenda, incluso el mismo gobernante leyó para él una oración en cuatro papiros.

El “arma” de Al-Farabi contra la injusticia social y el sufrimiento fue la palabra, la ilustración y la filosofía, creía en el logro de la felicidad por parte de las personas en la tierra, expresó esta idea en sus obras: “El tratado sobre las opiniones de los habitantes de una ciudad virtuosa”, “Política civil”, “Señalando los caminos hacía la felicidad”, “Sobre el logro de la felicidad”, etc. El resultado de la polifacética investigación científica de Al-Farabi fue un tratado “Sobre la clasificación de las ciencias”, en el que se enumeraban las ciencias de la época en un estricto orden, según testimonios de los contemporáneos nadie ha escrito algo así antes.

En el siglo XII la “Clasificación de las Ciencias” se tradujo al latín dos veces, sus trabajos sobre lógica incluyen “Categorías”, “Dialéctica”, “Libro de letras”, “Gemas de la sabiduría”, “Palabras usadas ​​en lógica”, “Analítica”, “Evidencia”, etc. Los tratados de música y poesía incluyen “Gran libro sobre la Música”, “Sobre el arte de la poesía” y el “Tratado sobre los cánones del arte de la poesía”. El famoso orientalista francés Rodolphe d’Erlanger tradujo y publicó en París en 1930-1935 una traducción francesa en dos volúmenes del “Gran Libro sobre la Música”, que fue una gran contribución al estudio de la herencia de Al-Farabi en Europa.

Al-Farabi no solo conocía perfectamente la teoría de la música, sino que también sabía tocar instrumentos musicales.

La frase de M. Zhumabayev es ampliamente conocida: “¿Quién no conoce la música de los túrquicos y el dombra de nueve cuerdas de Farabi”. Se puede suponer que Al-Farabi es el inventor del dombra “Ut” de nueve cuerdas o de cuatro cuerdas. Los tratados de ciencias naturales de Al-Farabi incluyen comentarios sobre el “Almagesto” de Ptolomeo, “Sobre la objeción de Galeno a su desacuerdo con Aristóteles con respecto a los órganos del cuerpo humano”, “Sobre la necesidad del arte de la química”, etc. La rica herencia cultural de los pueblos túrquicos dio un terreno fértil para el desarrollo del Kazajstán moderno.

La filosofía árabe fue influenciada significativamente por la filosofía griega antigua. Al-Farabi, según Ibn Khallikan, podría decir: “Si viviera en la época de Aristóteles, sería el mejor entre sus estudiantes”. Al-Farabi creó todo un sistema enciclopédico, similar a la enseñanza aristotélica, escribió alrededor de 160 tratados que abarcaban todas las ramas del conocimiento conocidas en ese momento, como política, psicología, ética, ciencias naturales, estética, lógica y por supuesto, filosofía. Desafortunadamente no todas las obras han sobrevivido, pero las principales se conservan en las mejores bibliotecas del mundo, como El Cairo, Estambul, Beirut, Londres, Berlín, París, Bratislava, Moscú y San Petersburgo.

Los eruditos y pensadores árabes Al-Biruni, Ibn Sina, Ibn Rushid, Ibn Bayyah, Ibn Tufail y muchos otros se consideraban discípulos de Al-Farabi. Ibn Sina podía comprender la Metafísica de Aristóteles solo con la ayuda de los comentarios de Al-Farabi. El trabajo médico de Ibn Sina fue muy apreciado en Europa durante la Edad Media. Ibn Rushid, conocido en Europa bajo el nombre de Averroes desarrolló la idea de Al-Farabi donde postulaba la superioridad de la filosofía sobre la religión y la razón sobre la revelación, asentando las bases de la doctrina de la dualidad de la verdad. Ibn-Bayyah también fue influenciado por la filosofía de Al-Farabi, en su obra “Sobre el camino de la vida de los apartados” escribe sobre el importante papel del conocimiento en el logro de la perfección ética. Ibn Tufail en su “Novela sobre Hayy, el hijo de Yaqzan” desarrolla la idea de Al-Farabi sobre la perfección al camino filosófico del conocimiento de la verdad.

Uno de los principales influenciados de Al-Farabi en la filosofía europea, es el filósofo y teólogo judío Maimónides, cuya obra “Guía de los perplejos” contiene las ideas de Al-Farabi. A través de Maimónides se puede rastrear un hilo en la historia de la filosofía que va desde Al-Farabi hasta Spinoza, J. Escoto, R. Bacon. El monje y filósofo inglés R. Bacon, que hablaba árabe, estudió las obras de Al-Farabi en originales.

Durante el Renacimiento, Europa recuperó los “tesoros” de la filosofía griega antigua clásica y el mérito de Al-Farabi es importante en esto ya que es una de las figuras clave en la historia del pensamiento intelectual que influyó en el desarrollo de la civilización mundial. Su legado ha contribuido al establecimiento del diálogo y la convergencia de las culturas de Oriente y Occidente. El tema del diálogo entre Oriente y Occidente sigue siendo relevante hasta el día de hoy. Una estrategia de diálogo parece ser la única forma de fortalecer la solidaridad y el entendimiento mutuo en el mundo moderno.

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