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Adiós, Madiba

¡Adiós Madiba! Partió a cumplir tareas en favor de la humanidad en otros espacios. “Partió a tiempo, para vivir a tiempo el nuevo tiempo de su otro tiempo” (Héctor Villar).

En ocasión de sus funerales, el presidente Enrique Peña Nieto dijo de él: un hombre de talla universal, gran líder histórico, vigente, un gran humanista. Fue un hombre dispuesto a sacrificar su libertad en favor de la libertad de todo un pueblo, que encabezó, en su país, en el mundo, un gran movimiento en favor de la paz, de la igualdad y, sobre todo, de la inclusión social.

El estar aquí (en Sudáfrica) viene a reafirmar el compromiso del Gobierno de México para velar y defender los valores universales por los que él luchó. Valores que deben llevarnos a seguir trabajando por la paz, por la armonía social. Desde México habremos de honrar su memoria trabajando por un país más igualitario, de mayor inclusión social; de menos contrastes. Que sepa trazarse un camino para un mayor desarrollo.

A la ceremonia luctuosa acudieron 95 jefes de Estado y de Gobierno. Entre ellos, el presidente norteamericano Barack Obama dijo: “es un honor estar con ustedes para celebrar una vida incomparable. Al pueblo sudafricano, personas de todas las razas y clases sociales, el mundo da las gracias por compartir con nosotros a Nelson Mandela. Su lucha fue la lucha de ustedes. Su triunfo fue el triunfo de ustedes. La dignidad y esperanza de ustedes encontraron sentido en su vida. Y la libertad de ustedes, la democracia de ustedes es su legado valioso.

“Mandela, al salir de prisión, y sin la fuerza de las armas, mantendría unido a su país —como lo hizo Abraham Lincoln—cuando le acechaba la amenaza de hacerse añicos. Al igual que los padres fundadores de Estados Unidos, erigiría un decreto constitucional que protegería la libertad para las futuras generaciones. Fue un compromiso con la democracia, con el estado de derecho que quedó ratificado no sólo por su elección, sino también por su deseo de entregar el poder después de un solo mandato”.

La película Invictus, bien recoge aquellos afanes del líder sudafricano, líder en la Humanidad, cuando en uno de sus discursos ante seguidores reclama: “deberíamos restituir a los Springboks (equipo de rugby), su nombre su emblema, sus colores. Explicare por qué. En Robben Island, en la prisión de Pollsmoor, los carceleros eran afrikáners. Me pasé 27 años estudiándolos. Aprendí su idioma. Leí sus libros, su poesía. Tenía que conocer a mi enemigo antes de poder vencerle. Y le hemos vencido. ¿No creen? Todos nosotros hemos vencido. Nuestro enemigo ya no son los afrikáners, ahora somos compatriotas, compañeros de democracia.”

Francois Pienaar (Mat Damon en el filme), capitán de aquel equipo que ganó el mundial de 1995 en Johannesburgo, ha destacado la figura de Mandela. Ha asegurado: ha sido el «ser humano más extraordinario e increíble». Pienaar, fue un aliado clave de ‘Madiba’ para promover la reconciliación sudafricana a través del rugby. Se convirtió, desde ese campeonato, en su amigo. Afirma: «Nelson Mandela era el ser humano más extraordinario e increíble, no sólo porque unió el país cuando parecía imposible, sino porque, a través de su humanidad única, inspiró a cientos de millones de personas en todo el planeta», (Madrid, 7 Dic. Europa Press)

Acaso el espíritu de ese “ser humano extraordinario e increíble” haya inspirado también, ahora, el saludo de Barack Obama y el presidente cubano Raúl Castro al encontrarse en Sudáfrica.

Acerca de Hector Villar Barranca

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