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Videojugar no es una tontería, pero sí hay juegos insulsos.

Ciertamente el título de la columna de esta semana es extraño, todo comenzó leyendo una pregunta en Quora, acerca de una entrevista que le hicieron a Jonathan Blow, creador del título Braid, en la revista Atlantic. Él comenta que los videojuegos son fuente importante de entretenimiento, pero son bobos, sin reto intelectual y que, así nada más, él vendrá a redimir a la industria con su próximo título: “The Witness”.

 

Vamos a dejar un poco de la lado su increible ego y el tufillo de diva* En Quora, la pregunta era, “¿son los videojuegos insulsos?”, a lo que Bradley Voytek, doctor en neurociencias por la Universidad de California, responde que no podemos generalizar a toda una forma de entretenimiento sólo porque algunos de sus títulos son malos.
No podemos decir “si un libro es insulso, entonces, todos son libros insulsos” y ya, ustedes cambien el sujeto en la anterior frase por algo y verán que no es un silogismo válido. 

Voytek continúa, “sí hay títulos bobos, pero aún así son divertidos”, y le doy la razón, en multiples ocaciones he criticado a los juegos de Call of Duty o Medal of Honor, por considerar que ya sólo parecen expansiones sin contenido nuevo, pero, aún así, los jugué y me divertí, ahora bien, ¿eso significa que correría a comprar el siguiente título de esas dos series el primer día que salga a la venta?, desde luego que no. 

De igual forma, si bien hay películas chafas que, si estamos del humor adecuado, pueden resultar muy divertidas, a pesar de que su contenido intelectual sea nulo o no propongan nada más que ser una película basura, pero divertida.
Y, lo que más me llamó la atención de la respuesta de Voytek fue cuando mencionó dos grandes títulos: Shadow of the colossus y Homeworld. El primero, que originalmente salió para Playstation 2 y que, hace poco fue relanzado para el PS3 y Xbox 360, nos pone en control de un protagonista que debe acabar con los colosos, pero, conforme vamos avanzando, el sentimiento no es grato, acabar con esos seres fantásticos deja un sentimiento de tristeza y melancolía.
Por otra parte, Homeworld, un juego de estrategia en tiempo real para PC, nos cuenta la historia de una civilización que vivía peleando en su Planeta, hasta que descubren un monolito que tiene un mapa que les explica que ese Planeta no es su hogar, que fueron expulsados hace eones de su hogar y que ahora deben regresar. 

El regreso a casa es espectacular, porque al inicio nos sentiremos desolados, recorriendo una distancia enorme y con una raza enemiga que nos quiere ver muertos, pero este título logra capturar el sentimiento de esperanza, de que podremos llegar… a casa. Otra respuesta interesante es la que escribió Marc Bodnick, que trabaja en el sitio de Quora, él dice que no es videojugador, pero “si vas a criticar a un medio, debes ver sus mejores propuestas, no las peores”.
También hay una buena, muy buena respuesta por parte de Heidi McDonald, que es diseñadora de juegos, acerca de cómo se suele buscar culpar a los videojuegos por la violencia. 

* Ahora, regresando al tema de Jonathan Blow y su actitud de diva, platicando con mi amigo Rafael Hernández, diseñador titulado y catedrático me hizo un comentario muy bueno acerca de la actitud de Blow y su intento por redimir a la industria: “sería el hecho de tratar al jugador como un ser inerte que sólo actúa haciendo lo que los programadores deciden, y sólo él hace algo bueno, pero eso pierde cualquier posible validez cuando da tal comentario” y agrega, “es que ahí, donde entramos en el tema del diseño vs arte, donde el diseño tiene un fin y una meta específicos y totalmente orientados, el arte, por el contrario, es la representación de lo que el artista quiso/intentó expresar y depende del observador el clasificarlo y decir qué uso o función adquiere. La diferencia está en la «humildad» de uno y otro lado, en el diseño si no funcionó como debía es que estuvo mal hecho, fin. Mientras el artista puede alegar mil cosas, desde cuestionar la inteligencia del observador hasta decir que es incomprendido o muy profundo, es decir, que puede recurrir a  excusas y salir bien librado”. 

¿Por qué está bien el comentario de mi amigo?, porque si bien el primer juego de Blow, “Braid” es un título bien hecho y con el objetivo de tener que pensar en cómo ir resolviendo cada nivel, ¿qué pasará con su siguiente título?, el que vendría a demostrar cómo él si sabe hacer juegos y los demás no. Hay el riesgo de que falle y entonces, como menciona Rafael, los que van navegando con bandera de artistas y elegidos por Dios, no reparan en culparnos a nosotros por sus errores.

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