En Ambiente

Un día. (Segunda parte)

Depre-983a

3.— Atardecer en Lagos de Moreno.
La estridente bandada, cansada de vuelo y de instruir al viento con silbos, perdida la formación en “V” regresa a su rama. De las oscurecidas panzas de las nubes, en un cielo franjado, baja el frescor a la hornaza terrena donde aún yace vibrante la postrera columna de calor en la piedra para desperezar a las luciérnagas. En la charca, las ranas agitan el agua, los sapos croan agradecidos antes del sueño y de la lejana parroquia proviene la primera llamada al rosario.

Cuerpo junto a cuerpo —un último agitar y ¡gracias por otro día!— pían las aves. No hay despedida en el tiempo para otros vuelos, otras incursiones. Una mirada final a lo alto en donde paulatinamente aparecen las cuatrocientas hermanas.

Mañana habrá una nueva historia, la ancestral repetida en cada camada, en toda nidada. Una llamarada atraviesa la montaña y vulnera la parte baja de las nubes reflejadas en el espejo rojo-violeta en donde toma la forma de la laguna: un postrimero agitar de plumas en la quieta rama sin imaginar el lejano mar enrojecido que dicta a unas aves albinas la hora para dormir y en el monte cercano el despertar de un lobo que aúlla por primera vez en busca de la luna.

4.— Noche en Mayorazgo, Puebla.
El chirriar de los grillos y los sapos en su recodo —densidad de sueños olvidados— es el coro litúrgico con miles de nombres olvidados bajo la bóveda estrellada azul oscuro de la arruinada iglesia lugareña colonizada con su refulgente, susurrante feligresía fantasmal. Guiñan en el reflejo de un pozo bendecido las titilantes hogueras del infinito posadas en el suave correr de los mermados ríos en donde fluyen las múltiples historias de mundos distantes en tiempo arcano. Desde algún lugar de aquella vastedad un perro ladra para iniciar una cadena circular de aullidos y una de las aves entona un canto fragmentario durante el sueño volátil sobre el prado perfumado por las flores nocturnas, el aroma dulzón del higo imita los amaneceres constreñidos en el vientre de la granada, mientras allá, en la lejana laguna el reflejo de un lucero espera vanamente tu mirada.

Depre983b

Comentarios Cerrados

Los comentarios están cerrados. No podrás dejar un comentario en esta entrada.