Comunitarias

Protección Civil en Instituciones de Asistencia

Rafael H. Rivera

La protección Civil, en términos de prevención, debiera ser la misma bajo cualquier circunstancia y momento, sin importar el propósito de la finalidad del uso del inmueble del que se trate; sin embargo, las condiciones cambian cuando hablamos de instituciones asistenciales.

Empecemos por dar un vistazo a lo que es una Institución Asistencial que se podría decir que es un lugar donde algún particular, al ver las condiciones en las que se encuentra un sector de la población en su entorno, decide realizar una acción de asistencia para mejorar su calidad de vida.

De ahí tenemos que algunas son fundadas por asociaciones religiosas y otras por particulares con un alto compromiso y altruismo filantrópico.

Con visión de asistencia al prójimo, algunas de las instituciones se ubican en lugares donde es necesaria su labor o donde han recibido en donativo inmuebles para realizar su trabajo y en el menor de los casos en predios destinados para recibir y atender a la población asistida.

La población que acude a Instituciones de Asistencia se convierte en mayoritaria dentro de los inmuebles, cambiando la relación que marca la obligación de presentar un Programa Interno de Protección Civil (PIPC). Pensemos en los centros de rehabilitación para discapacidad intelectual, albergues para niños y jóvenes autistas, asilos para ancianos o escuelas para invidentes, entre otros.

Ya que tenemos una idea, de que la población asistida rebasa al personal que atiende en la institución, al momento de activar algún procedimiento de emergencia, las cosas se complican sobremanera.

En el desarrollo del PIPC es importante dar énfasis a los Subprogramas de Prevención para evitar, precisamente, llegar a una fase de emergencia; tanto en las instalaciones eléctricas como de gas, además de la capacitación, que en sí misma, se convierte en el activo más importante al interior de las instituciones, pues de ahí se deriva el resto de medidas de mitigación de riesgos.

Además de la implementación de la total accesibilidad necesaria de acuerdo al tipo de discapacidad que se trate, sean rampas, guías o ranuras para bastones, señalización Braile, pasamanos adecuados, rutas de evacuación para sillas de ruedas adecuados, dispositivos sonoros y visuales para alertar para cada tipo de discapacidad y para ubicar las Zonas de Menor Riesgo y los Puntos de Reunión.

Otro aspecto es el manejo de sus áreas de almacenamiento, ya que son muchas almas piadosas y filantrópicas que no resisten la tentación de llevar donativos a estos centros asistenciales, lo cual siempre es bueno, pero se saturan sus almacenes generando riesgos.

En materia de atención a emergencia, importa saber qué tipo de población se tiene y su movilidad, de ahí que una buena planeación preventiva permitiría una respuesta eficaz, aunado al equipo adecuado como extintores funcionales, sillas de ruedas suficientes, etc., e instalaciones apropiadas con rampas útiles.

El periodo de restablecimiento, no es menos importante, ya que a medida que se vuelva a las actividades regulares, se podrá brindar nuevamente la asistencia con el objeto con el que fueron creadas estas instituciones.

En todo este proceso, la participación activa de personal de las instituciones, voluntarios y de los mismos vecinos se convierte en un aspecto que podría marcar la diferencia, por lo que es importante incluirlos en los programas de Protección Civil y en la capacitación impartida en estos centros asistenciales.

Habiendo cubierto estos aspectos importantes de su PIPC, faltaría hacerlo con la documentación, que entre otros, las Unidades o Coordinaciones de Protección Civil Municipales/Delegacionales llegan a pedir requisitos, tal vez, para “cubrir el expediente” pero que entrampan el cumplimiento hasta por varios años, llegando a perder validez algunos de los requisitos cubiertos con anterioridad.

En Términos de Referencia para la Elaboración de Programa Interno de Protección Civil (TRPC-001-1998) se establece una lista de 24 documentos que deben acompañar la presentación del PIPC, entre los cuales, en ningún momento se especifica el Uso de Suelo.

Más allá de la necesidad de cumplir con la normatividad en materia de ordenamiento urbano se ha olvidado que uno de los aspectos fundamentales en la presentación de un PIPC es precisamente reducir los riesgos a los que se está expuesto en determinado inmueble.

Tomemos en cuenta que una las trabas normativas más frecuente es no contar con Uso de Suelo, si son predios que han sido donados, difícilmente cuentan con él o no corresponde para el uso que se le está dando.

Cuando superan el manejo de Uso de Suelo se enfrentan a la realización del mismo PIPC, el cual debe ser realizado en el Distrito Federal, por un Tercero Acreditado, y en algunas entidades federativas, por un Capacitador Externo.

De ahí surgen los ires y venires con el resto de la documentación requerida por las Unidades o Coordinaciones de Protección Civil municipales o delegacionales que, en su mayoría, se han sensibilizado ante la recepción de trámites por Instituciones Asistenciales.

No cabe la menor duda que el cumplimiento en materia de Protección Civil en un principio parece que va a ser un proceso cercano a lo imposible, conforme se va avanzando, se antoja alcanzable y al concluirlo, se llega a una fase de mantenimiento del PIPC, como herramienta dinámica que se ajuste cada cambio que se realice, tanto de instalaciones como de personal.

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