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Luis Velasco.

PREMIARÁN OBRA POÉTICA DE FRACISCO HERNÁNDEZ

La poesía de izquierda llega a ser tan obvia y poco poética. Y agrega, la poesía como parte de mi humor negro. A mí lo que verdaderamente es la poesía. De alguna manera creo en la palabra, en el lenguaje, en la poesía, en esos odiosos caballos que son dioses también, en que las máquinas no van a hacer que desaparezcan los libros, lo cual sigue siendo un asidero. Así lo razona el poeta Francisco Hernández, quien el próximo 28 de junio será galardonado con la Medalla de Bellas Artes del INBA. En el acto en que estará acompañado por la poetisa Pura López Colomé, tendrá lugar en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes a las 19 horas. La distinción forma parte del ciclo Protagonistas de la literatura. Sobre la relación de lo religioso y la poesía, asegura que: Hay algo imaginativo muy ligado, o bien, que liga a la religión con la poesía. Religarse, de ahí viene la idea de religión. Siempre he creído que el hombre que vio a un árbol hendido por un rayo pensó que eso era producto de un ser superior, que eso no lo podía producir el hombre, la naturaleza; que era de arriba y había que reverenciar a esos dioses, como los han bautizado. Así me explico que empezaron a explicarse las religiones, la poesía, los miedos, el infierno, todo lo que nos puede pasar, o que no llueva o llueva demasiado. En lo sucesivo, si llega la inspiración, pues qué bueno, y si no, ni modo. Estoy cansado, dice Hernández y agrega: Va a salir en el Fondo de Cultura Económica mi Poesía reunida en dos tomos en octubre, incluyendo poemas inéditos. ¿Y después de eso? No sé qué viene. ¡Ya estuvo bien! Si no se me ocurre nada pues ya tengo 70 años y 25 libros. Aunque usted encuentre que este creador no versa, ciertamente su obra rica y variada, es poética, está lograda, madura, fina y sobre todo, digerible, se lee bien, engalana la voz y engrandece el espíritu febril y henchido. Él habla de la luz, el cuerpo y la mujer, viaje, delirio, río, mar y lluvia. Del de la desilusión por la muerte, tiempo, violencia, mundo, amor y erotismo. Con frecuencia, lo más destacable de Francisco es lo breve y el humor. En donde Francisco Hernández no tiene parangón en la literatura mexicana, es en su trabajo en el campo del retrato poético sobre música, pintura, fotografía, cine, paisajismo y desde luego, personajes. Este cultivo literario aguza la vista y lo llevó a crear texto de estructura fija, las poetografías. Son textos ecfrásticos, muy corto, endecasílabos asonantes dispuestos como prosa. Pero si quiere octosílabos rimados, compre Copas a barlovento, Una roja visión de hormigas blancas y ¿Quién me quita lo cantado?, de Mardonio Sinta, un heterónimo de Francisco Hernández, quien cuenta con otras 25 obras y ha cosechado muchos premios.

HE AQUÍ, ALGO DE LA POESÍA DE HERNÁNDEZ

Extraño tu sexo. Piso flores al caminar y extraño tu sexo…

Extraño tu sexo. Piso flores rosadas al caminar y extraño
tu sexo.
En mis labios tu sexo se abre como fruta viva, como voraz
molusco agonizante.
Piso flores negras al caminar y recuerdo el olor de tu sexo,
sus violentas marejadas de aroma, su coralina humedad
entre los carnosos crepúsculos del estío.
Piso flores translúcidas caídas de árboles sin corteza 
y extraño tu sexo ciñéndose a mi lengua.

Otro día sin verte, sin poner mis pupilas…
Otro día sin verte, sin poner mis pupilas
encima de tus trampas.
Quiero decir: encima de tus rodillas sin cicatrices,
de tus labios amameyados, de tus afiladas
rencillas rojas, de tus palabras claves
que continuamente preguntan si te entiendo.
Otro día sin verte, otras horas
de amarte a cielo abierto,
de acariciarte en un aire ya sujeto
por mi collar de uñas enterradas.

EL SUEÑO DE LA PAREJA
a Octavio Paz, en sus 80 años
Envueltas en claridad lunar, 
bajan por el marco de la ventana. 
Penetran en la quietud de la alcoba, 
recorren cortinajes, tapices, estanterías, 
cruzan los pétalos de una gardenia, 
llegan a las ondulaciones de las sábanas 
y entran por fin, ansiosas, a la desnudez 
de la pareja que las sueña.

L VIEJO ERNEST
El viejo Ernest 
asentó la frente 
contra los cañones 
de su escopeta, 
cerró los ojos, 
vio que un león se acercaba 
y disparó.

MOCAMBO
a Efraín Huerta 
Pasan veinte pelícanos en fila. 
Suben o descienden, según el apetito de su guía. 
El mar, al engullir la playa, se perfila. 
Tu ausencia es otra devorante geografía. 

B.B.
brigitte 
bella brigitte 
flotas casi desnuda por Saint-Tropez 
con ardores de permanencia voluntaria 
te pegas a los sueños como insecto a la luz 
tu boca de mama dora mis trigos 
tu aliento me oscurece 
pon tu mano de estrella en mi bragueta 
siente latir por ti mi corazón.

TENTE EN EL AIRE
A Guillermo Zapata
Inmóvil, 
el colibrí pierde su gracia. 
En movimiento 

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