La serie inacabada de agresiones del gobierno federal contra la paraestatal Luz y Fuerza del Centro y el Sindicato Mexicano de Electricistas son un ejemplo no visto de atropello del régimen de derecho y privación de derechos fundamentales a ciudadanos que sólo viven con sus familias para disfrutar de lo elemental.
La decisión de liquidar la paraestatal deja a más de cuarenta mil obreros sin empleo con las consecuencias para sus familias. La prensa de hoy (La Jornada, 20 de octubre) informa que el Seguro Social ya dejó de prestar sus servicios, medicinas, guarderías, etc., a los trabajadores de Luz y Fuerza. Hay que imaginar la situación de desamparo de estas familias que han sido despojadas de los servicios de salud.
Otro aspecto grave del problema es el laboral que afecta a miles de trabajadores del SME. ¿Cómo explicarse que de pronto desaparezcan su fuente de trabajo? Solamente por un acto arbitrario de poder carene de toda viabilidad jurídica, producto de un acto de gobierno que se acerca a la dictadura.
Afecta o pretende afectar a los mexicanos que un poder montado en la soberbia quiera someter a un sindicato como el SME que mantiene una lucha por la vida democrática del país y busca, con esfuerzo, una sociedad más plural, más ventilada.
Ante estas agresiones, llevadas a cabo principalmente por el gobierno de la República, debe haber como respuesta la revisión de Organizaciones no Gubernamentales llamando a los hombres, a las mujeres y los jóvenes con vocación democrática a cerrar el paso al fascismo y a la antidemocracia.
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